La convención
Fecha: 21/03/2022,
Categorías:
Sexo Interracial
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... mía y a la que responder del mismo modo entregado y sensual. Nos separamos un breve instante, reconociendo nuevamente aquella mirada fija y profunda. Y entonces no pude menos que decirlo.
- Te deseo… es extraño esto, apenas nos conocemos pero puedo decirlo sin temor a equivocarme.
- Yo también te deseo. Esas cosas pasan… sin saber muy bien porqué salta la chispa entre dos personas y creo que ahora es lo que nos pasa.
- Me gustas –solo pude decir.
- ¿Te arrepentirás luego?
- Nunca suelo hacerlo. Y ahora mi experiencia me dice que no será así.
- Perfecto, me gustan las mujeres decididas y que saben lo que quieren. Eres bonita y atractiva, y seguro que tendrías todos los hombres que quisieras.
- Pero ahora te tengo a ti.
Volvimos a caer en un beso salvaje y apasionado, mezclando las lenguas y jugando con ellas al tomarle de nuevo la cara con mi mano. Cerrando las bocas el beso se pudo escuchar en el silencio que nos envolvía. Allí los dos solos y con un desconocido, solo pensaba en disfrutar aquellos besos frescos y novedosos. Abriendo la boca, traté de meter la lengua en ella. Empezaba a respirar acelerada, llevada por la presencia masculina que tanto me llamaba. Un nuevo beso largo y profundo reconociéndonos uno al otro, tomando seguridad en el otro.
- Sí bésame –pedí con la boca prácticamente pegada a la suya.
De ese modo podía sentir la calidez de su aliento sobre los labios, haciéndoselos cerrar al besarle con fruición y entrega absolutas. Me ...
... ponía, me ponía loca no podía evitarlo. Continuamos así largo rato, olvidados de donde estábamos y todo aquello que nos rodeaba. En esos momentos solo existíamos los dos, besándonos complacidos en el silencio de la noche que, reservada y muda, nos acompañaba.
Murmurando mi deseo junto a su boca, volviendo a atraerle al abrir los ojos tan cerca como le tenía. Mordiéndole levemente el labio, las fuertes manos de mi compañero me recorrían el cuerpo tanteando y explorando todo lo que tanto le interesaba. Yo me dejaba hacer, cogida por la espalda y notando las manos resbalar curiosas en busca de mi redondo trasero. Gemí sin remedio, aquello iba quizá demasiado rápido pero ya no podía ni quería parar. De nuevo la mano resbalándome al trasero por encima de la tela del vestido. Besándonos apasionados y con vicio en un morreo ardiente y lleno de las peores intenciones. Buscándole yo la boca, al gemir levemente al verme acallada por la boca del moreno. La pierna cruzada sobre la suya, toda rolliza al aire y en la que aún no había reparado para mi desgracia. Hubiera deseado tanto que me la acariciara…
Sin embargo, el interés de ambos iba por otro lado besándonos una y otra vez en una sinfonía inacabable y muda de besos. Apretándome a él, rodeándole la espalda con las manos y subiéndolas luego a la nuca. Uniendo las bocas y las lenguas de manera descarada e incluso insolente por lo procaces que los besos se hacían. Tomándome el hombre los cabellos y acariciándomelos entre los dedos ...