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Ella: Viaje a Andorra
Fecha: 28/03/2022, Categorías: Primera Vez Autor: Hansberville, Fuente: CuentoRelatos
... entrecortada mientras él no paraba. Sentía que los labios no daban más de sí y una presión que se transformaba en dolor: -Para que me duele mucho. –Me quejaba, un tanto frustrada por no estar a la altura de mi amante. -Tranquila que sé lo que hago. Se detuvo un momento y comenzó a besarme. Yo me sentí un poco más relajada, suspiré, cerré los ojos y aguanté un poco más el dolor. Marcos continuó con la penetración. Noté como la entrada de mi coño cedía a la fuerza de aquel trozo de carne y como se deslizaba abriendo mi interior hasta el fondo. Se detuvo unos segundos para luego dar un puntazo fuerte y clavármela más adentro. Mi vecino buenorro, médico, mucho mayor que yo y casado me acababa de desvirgar. Me agarré fuerte a la espalda de mi “ejecutor”. Durante unos minutos él siguió con un constante bombeo sobre mí que abierta de piernas trataba de agarrarlo entero. Su constante vaivén estaba haciendo que me incrustara contra el asiento del sofá. El dolor inicial se había transformado en una sensación de excitación casi indescriptible. La fricción inicial se había ido reduciendo por el abundante flujo que manaba de mi sexo. Me sentía totalmente llena y húmeda. La fuerza con que me embestía, la manera en la que bufaba Marcos sobre mí, la forma de sudar de su cuerpo. Todo esto me estaba llevando a la gloria como me había dicho. Todo su cuerpo se endureció, le cogí su maravilloso culo que lo tenía duro como una roca y con un tremendo grito se corrió. En ese momento ...
... hubiera deseado que no llevase condón para sentir su semen caliente inundando mi vagina y mojando mis rizos negros. Sobre las doce de la noche salí hacia mi casa con una sonrisa de oreja a oreja que no podía aguantar y que delataba lo que me pasaba. A la mañana siguiente, al levantarme me dolía el coño y vi con cierta preocupación que tenía manchas de sangre en las bragas, pero no dije nada para no tener que dar explicaciones. La mujer de Marcos aprobó las oposiciones y un par de meses después se trasladaron a vivir a otra ciudad. Nunca dijimos nada ni él ni yo. Pasaron cinco años, cuando mi padre nos dijo que Marcos y su mujer venían a vernos durante una semana en verano. Se quedaban en su chalet que solo alquilaban los meses de invierno. Habíamos quedado con ellos en una cafetería cercana. Yo por supuesto le iba a poner a prueba. Me compré a propósito una minifalda azul y una camiseta blanca para ese día. Para entonces yo no era la niña que él desvirgó, tenía muchos más kilómetros. No nos veíamos desde que se fueron a otra ciudad. Los saludos entre todos fueron muy efusivos. Mis padres, mi hermana, mi cuñado todos tenían mucho aprecio a Marcos y ninguno de ellos se imaginaba nada de lo nuestro. Hubiera sido un escándalo. Entre nosotros la relación fue de tensión sexual. Durante la merienda yo le daba con el pie a su pierna haciendo que se ruborizara. Nos mirábamos, yo a él con deseo, él a mí con cierto temor. Me lo estaba pasando en grande. Y en el fondo a él le ...