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Ella: Viaje a Andorra
Fecha: 28/03/2022, Categorías: Primera Vez Autor: Hansberville, Fuente: CuentoRelatos
... gustaba este juego de riesgos. Intuyendo cuál sería su reacción dije: -Bueno, yo debo irme. He quedado. -¿A qué hora has quedado, Eva? –dijo mi padre un poco molesto con mi huida. -En media hora me viene a buscar Isa. -¿Y ahora te tengo que llevar? –volvió a decir molesto mi padre. -No te preocupes que yo te llevo –se ofreció Marcos –tengo que recoger unas cosas de camino. Según lo que yo tenía previsto, él estaba deseando estar a solas conmigo. Nos montamos en su coche y salimos pitando hacia la urbanización: -Así, que has quedado, ¿no? –preguntó Marcos insinuando lo inoportuno de mi huida. -Sí, con mi amiga Isa. ¿Te acuerdas de Isa? –pregunté con ironía. -Me acuerdo mejor de ti –dijo con media sonrisa –te tendrás que vestir y todo ¿o sales con ese modelito? –Me miró de arriba abajo reconociendo la combinación del vestuario. -¿Qué pasa? ¿no te gusta? –volvió a salir mi lado más provocativo. -Me encanta. Igual que me encantó aquella noche –y me miró fija a los ojos. Paramos junto a su casa. Sin decir palabra yo le seguí. Abrió rápido la cancela y yo detrás. Cruzamos por el pasillo enlosado entre el césped hasta la puerta de la casa. Giró la llave. Entramos. El recibidor cuadrado estaba igual que cinco años antes con el espejo grande desde el techo al suelo. Sin darme tiempo a mirar nada más, Marcos me agarró de la ...
... cintura y me acercó hacia él para seguidamente plantarme un beso metiéndome la lengua. Yo le pasé la mano por la nuca apretando contra mí. Estábamos ansiosos de sexo. Me empujó contra la pared metió la mano por debajo de la minifalda y de un tirón me arrancó las bragas. Se metió entre mis piernas y se bajó los pantalones. De un empujón y sin miramientos me la metió. No la recordaba tan gorda y grité: -Hoy no voy a tener la delicadeza de aquella vez –y volvió a darme muy fuerte. -Aaahhh, no la necesito. Fóllame bien fuerte, joder. Marcos seguía empujándome contra la pared. Yo veía nuestra imagen reflejada en el espejo de enfrente. Veía como el maravilloso culo del médico se contraía cada vez que empujaba su cadera hundiendo su tremenda polla en mi coño: -Aaahhh, sí. Córrete dentro, vamos. –Le animaba yo. Tras unos minutos de un mete-saca frenético Marcos se corrió dentro y sin condón esta vez: -Uf... cómo has cambiado, Eva. Cómo has aprendido desde aquella noche. –Alabó mi vecino tras el polvo. -Si yo te contara... –le contesté insinuando una gran experiencia adquirida desde aquella noche. En cierto modo me sentí halagada. Recuerdo que la primera vez me comentó que me faltaba aprender a follar, que me quedaba demasiado quieta. Volví a salir de su casa como la otra vez, sin bragas, con una gran sonrisa en la cara y con otro dolor de coño...