1. El regalo: Un antes y un después (Vigésima primera parte)


    Fecha: 29/03/2022, Categorías: Infidelidad Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... Hugo, mientras llegábamos ya a las cascadas.
    
    —¡Jajaja! Muy bien, no tengo queja. Pero no hablamos de mí. ¡No señor, no se me salga por la tangente! ¿Qué tal se le da a usted el sexo oral? ¿Si lo practican con su mujer? —Y entonces pude observar cómo se le subían los colores al rostro y su mano derecha la llevaba hasta su nuca para rascársela y al mismo tiempo, achinar sus ojos como si yo hubiera dicho algo malo.
    
    —¡Ehhh! ¡Pufff! Silvia yo creo que bien, al principio pero después pues… Lo hago para hacerla acabar y Martha no me ha revelado si lo hago bien o regular pero tan mal no creo. Jejeje. Silvia… Tienes razón en que nos faltó hablar más. —Y se detuvo mi jefe al frente de la pista de skateboarding, donde varios jóvenes practicaban sus piruetas y saltos. Se giró y colocando su mano derecha sobre mi hombro, con delicadeza y me pregunto decidido…
    
    —¿Te gustó como te besé Silvia? —Y entonces, ruborizadas mis mejillas, trague saliva y recordé rápidamente aquellos cortos besos, escasos de tiempo y sorpresivos, tan poco anhelados, así qué algo nerviosa le respondí…
    
    —Es que tampoco fue para tanto. —Y mi jefe se separó de mí un poco–. Quiero decir, que no fueron muchos los besos para saberlo con certeza. Muchos nervios y esa sensación de estar traicionando a mi marido, no me dejaron apreciarlo. Pero si, creo que no estuvo mal usted.
    
    —¿Segura? O lo dices simplemente para no herirme más y elevar mi ego. Silvia… ¡Te quiero besar mi ángel! —¡Qué! Humm, este hombre seguía ...
    ... confundido. ¿O no?
    
    —¡Jajaja! Por favor Hugo y… ¿Para qué? ¿Cómo una muestra de su talento? Primero el beso, ¿luego qué? ¿Sexo? ¡Es eso lo que ve en mí, en su ángel? ¿Un cuerpo para aprender y usarme? ¿Probarse que es tan capaz y hombre como el sujeto que vio sacarle orgasmos a su mujer? —Mi jefe atónito ante mis frases, con sus manos en el aire al frente mío, negaba con vehemencia, mis suposiciones.
    
    —No, Hugo. A mí no debe utilizarme como un experimento. Conmigo no debe probar nada. Intente mejor con su esposa, ella es a quien ama, yo solo soy su amiga incondicional. Le ayudaré en lo que más pueda, pero primero júreme… ¡Prométame que de aquí saldrá para su casa, hablará con su mujer y los dos buscaran la manera adecuada de recomponer sus vidas, por ella, a quien ama. Por sus hijos, que se bien cuánto los adora. Pero sobre todo por usted mismo, porque necesita reencontrase con el hombre seguro, confiado, sereno y decidido que dejó escondido por ahí. ¡Usted necesita ser feliz! Inténtenlo por el bien de su familia y luego si todo sale bien entre ustedes, yo… Yo le daré ese beso que ahora usted quiere, para que comparemos si es que se atreve después de tener todo arreglado, a serle infiel a su esposa conmigo y yo a mi esposo, con usted. —Don Hugo me miró sin ocultar su asombro ante mi promesa. No me abrazó, ni respondió de inmediato, solo tomó mi mano derecha entre las suyas y con firmeza, asintió con su cabeza. ¡Tres veces seguidas! Y sus ojos grises cambiaron, brillaban. ...
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