El regalo: Un antes y un después (Vigésima primera parte)
Fecha: 29/03/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos
... conversación sostenida entre mi esposa y su jefecito. Por ello con rapidez los acosté y me dispuse a leer junto a mis dos hijos un nuevo cuento, entre tanto observé como Silvia pasaba hacia nuestra alcoba y después se escuchaba el incesante caer del agua en la ducha.
Una vez vencidos mis pequeños por el sueño, apagué la luz y me dirigí a la cocina. Tomé del refrigerador una lata de cerveza y de la mesa auxiliar de la sala, mi cajetilla de cigarrillos, el cenicero de cristal tallado y mi encendedor. Silvia aún no hacia acto de presencia, de hecho mientras fumaba en el balcón, bebiendo largos tragos de aquel líquido frio, recibí una notificación en mi móvil. No apresuré mi calada ni di el último sorbo de manera precipitada. Observaba a los lejos el fulgor de las luces ambarinas de la ciudad que me había acogido desde hacía varios meses, pensando. Tejiendo recuerdos, lucidos unos momentos, en sombras algunos instantes más, pero todos ellos dispuestos para enredarme, capturarme dentro de mi propia telaraña.
—¡Ahhh! Aquí estas. ¿Los niños se portaron bien? —Fueron las palabras de su entrada en mi espacio, disipando mis silencios con su encuentro y Silvia hermosa, envuelta en su bata de tela gruesa, tan llena de calma.
—Los niños bien, como siempre. Le respondí. —No tenían deberes pendientes así que vimos un rato la televisión, ya sabes como son. Los dejé allí y me dispuse a preparar mi especialidad. ¿Te gusto? —Le pregunté y por respuesta su abrazo, con el aroma a ...
... manzana que desprendía su húmeda melena, alejo de mí el olor a tabaco.
—¿Acabaste ya? Ven mi vida, vamos a la cama a descansar y hablamos. Tengo que contarte algo. —Me dijo mientras tomaba de su bolso el móvil pero sin reparar en él. Yo tomé el mío y le dejé que se adelantara, mientras yo apagaba luces, verificaba el cierre de la puerta y ventanas. Obviamente presuroso revisé el mensaje en mi teléfono. —¡Gracias! Eres un amor. Te quiero mi leal caballero sin armadura–. Y sonreí al terminar de leerlo.
La cabeza de mi esposa, de medio lado descansaba sobre mi pecho. Su abrazo vadeándome desde mi derecha hasta posarlo sobre mi cadera izquierda me confortaba, su cercana y cálida respiración, más la suavidad de sus palabras al ir relatándome su encuentro con el esposo de Martha en la cafetería, me llenaron de alegría al saber que ya podría quitarme ese martirio de encima.
—Estoy nerviosa mi amor. —Me expresó al terminar su historia, aparentemente.
—¿Y eso? Qué sucede Silvia… ¿Paso algo más? —Le pregunté curioso y un poco angustiado.
—Ese viaje… ¡Yo sola! Sabes cómo sufro con las alturas y no te voy a tener a mi lado para que me protejas. —Y sus dedos dibujaron algo en mi pecho. Letras aparentemente y un imaginario corazón que percibí en mi abdomen, trazado con sus uñas.
—No seas bobita mi vida. Es un viaje corto. No te pasara nada malo mi amor. Sencillamente cierras tus ojos y esperas a que termine el vuelo. —Y acaricié su hombro, recorriendo el tendón de su cuello ...