1. Si te daba mis pechos, tendría que darte hasta el culo


    Fecha: 01/04/2022, Categorías: Infidelidad Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos

    ... apartamento en la ciudad. Creo que Juliet por ese tiempo me dio esa sensación que a la mayoría de las mujeres les gusta el sexo anal. Cuando tuvimos más confianza, ella me lo decía con más franqueza: -Creo que a la mayoría nos gusta, pero es un tabú y la gente con sus creencias lo han satanizado, pero la verdad a mi me encanta y especialmente hacerlo contigo, pues tienes el vigor para hacerlo llegar a uno a lograr el placer deseado. – Juliet era muy linda, realmente me gustaba coger con ella. Un día estuvimos a punto a que nos pillara su marido, pues este quizá con cierta sospecha regresó dos horas después de que él debería estar trabajando, y suerte que Juliet tenía buen oído, pues yo nunca escuché a ningún vehículo estacionarse, especialmente que en ese momento me estaba dando el culo y estaba a punto de acabar. Ella reaccionó y me dijo que me fuera. Suerte no estaba totalmente desnudo, fue solo de subirme el pantalón y tomar mi camisa y salí por la misma ventana. No quise hacer más ruido y me quedé cerca de la ventana. Escuché la siguiente plática:
    
    -Pensé que te encontraría dormida.
    
    -Me acabo de levantar a orinar… ¿Estas bien, has venido ...
    ... temprano?
    
    -Si… dos máquinas estaban paradas y pidieron voluntarios para regresarse sin derecho a pago. Y aquí estoy y con la idea de venir y ver si nos echamos un palo.
    
    -¿De veras quieres coger a estas horas de la noche?
    
    -Si… dame un rapidin.
    
    -¡Está bien! Veni pues, dámelo.
    
    Vi la silueta de Juliet a través de las cortinas y luego con un poco de más claridad pues la parte de abajo no estaba tan cerrada y pude ver como la trababa su marido. La tenía en cuatro y de repente este se vino gimiendo en su eyaculación. No duró ni cinco minutos. Vi cómo se levantaron ambos, se fueron al baño y salieron y se echaron a dormir. Tuve que salir por el portón de enfrente y caminar por cinco o siete minutos para llegar a la casa y no hacer ruido en atravesar los arbustos. Se lo conté a Juliet a la primera oportunidad y solo me dijo lo siguiente:
    
    -Te das cuenta… solo busca el placer de él y no piensa en mí. No aguanta, en dos tres minutos se corre.
    
    -Lo sé, lo vi.
    
    -Además, su verguita no se compara a la tuya. Lástima que te haya conocido en estas circunstancias… me hubiera gustado tener a un hombre como tú en la cama todo el tiempo. ¡Qué suerte la de Gaby, que verga se coge! 
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