Una noche de copas
Fecha: 02/04/2022,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... algo de encaje, casi transparentes y que apenas cubría por los laterales sus nalgas. Desde detrás su culo se veía firme, con formas pero sin ser demasiado grande, sus piernas con medias negras hasta medio muslo, tremendamente sensuales y su andar muy provocativo con la blusa oscilando por los lados abierta.
Cuando entramos en el dormitorio ella encendió una lámpara de pie que lucía de manera acogedora. La habitación estaba decorada de manera funcional, sin estridencias ni nada que desentonase. Ella se quedó, frente a mí pero algo alejada, en el borde de la cama, dejó caer la blusa y la tiró con delicadeza a un lado.
Ahí la tenía, a un metro enfrente de mí y no pude evitar recorrer su cuerpo con la vista. Fijarme en su sujetador medio transparente con sus pezones muy marcados, en su vientre casi plano a pesar de que, seguramente, superaba por poco los cuarenta y de la parte de delante de sus braguitas que también eran transparentes sobre el monte de venus y en las que no se apreciaba nada de vello púbico. Tenía unas piernas bonitas cubiertas con las medias ligeramente separadas lo cual me excitó sobremanera.
Tras dejarme mirar su cuerpo se aproximó hasta mí lentamente, acercó su boca a la mía iniciando otro beso cargado de erotismo, dirigió sus manos a mi camisa desabrochando la totalidad de los botones para, a continuación, quitármela arrojándola sobre su blusa. Luego bajó sus manos a mi pantalón y me los deslizó por las piernas con decisión. Yo dejé de besarla ...
... para agacharme y terminar de quitarme la prenda, junto con los zapatos y los calcetines tan rápido como pude. Cuando me incorporé, ella me miró el paquete tan marcado que tenía bajo los calzoncillos y sonrío. Entonces con una mano agarró la goma superior y tiró hacía delante e introdujo la otra hasta coger con delicadeza mi polla empezando a masajearla mientras la miraba asomándose en el interior de mi ropa interior.
Yo dirigí mis manos a su espalda y con extrema facilidad logré soltar su sujetador. Tras dejarlo suelto llevé mis manos a los tirantes y los deslicé por sus hombros de manera que se resbalaron por sus brazos hasta caer, dejando sus pechos libres. Ahora los miré con detenimiento al tiempo que recorría uno con mi mano. Eran algo más grandes de lo que me había imaginado, caían muy levemente por la edad, pero aun así eran fuertes y sugerentes, con unos pezones muy erectos y de aureola oscura. Lo recorrí en su totalidad, incluso sosteniéndolo sobre las palma de mi mano y cuando toque su pezón me sorprendió su dureza y lo bonito que era.
Elsa dejó de masajearme el miembro y con ambas manos bajó mis calzoncillos dejando mi polla liberada tremendamente erecta. La volvió a agarrar y se sentó en el borde de la cama y se quedó unos segundos observándola de cerca para, a continuación, comenzar a subir y bajar su mano con parsimonia sobre ella descubriendo el capullo. Me miró desde su posición y acercó mi verga a su boca recibiéndola con la lengua fuera para comenzar a ...