1. Tormenta de verano


    Fecha: 08/04/2022, Categorías: Voyerismo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Levantándose finalmente de la cama y gimoteando como una niña pequeña, Sara caminó torpemente hacia la cocina. En el exterior, el ensordecedor sonido de las cigalas y el húmedo calor del verano mediterráneo le impedían dormir la siesta. Al abrir la puerta de la nevera, una bocanada de frescor abrazó su desnuda piel y calmó levemente el calor que sentía sin poder evitar sentir un leve escalofrío. Con visión borrosa y con disgusto, comprobó que se encontraba ante dos dificultades: la nevera estaba vacía y se había quedado sin lentillas de contacto. Nada le apetecía menos que tener que vestirse y salir a comprar pero no podía olvidar el hecho de que era Sábado y si no lo hacía, se pasaría el fin de semana pasando hambre y con la visión borrosa.
    
    Paseó su desnudez con total desasosiego por el piso dirección a la ducha consciente que tendría todo verano el piso para ella sola, cuando, al encender la luz del cuarto de baño recordó que aún estaba bajo los efectos de la resaca que sufría desde esa mañana. Sin pensárselo dos veces, se metió bajo el chorro de agua de la ducha. Tardó dos gritos y lo que se tarda en tener la piel de gallina en regular la temperatura a su gusto y con gran placer, disfrutó aliviando el calor que había acumulado en el intento de dormir la siesta. Al salir de la ducha dirigió su mirada instintivamente hacia el espejo pero no lograba ver más que un borrón. Apenas podía distinguir su melena castaña por el vaho y su malograda vista, cuanto menos podía ...
    ... disfrutar de la silueta que su envidiable cuerpo formaba. Con la piel aún húmeda se dirigió hacia el armario de ropa con pasitos cortos y cautos tratando de no resbalar. Forzando la vista y usando la memoria, trató de adivinar que prenda cogía y se imaginaba a sí misma con ella puesta.
    
    El sol de la localidad era implacable a esas horas, así que no tardó por decidirse por un vestido blanco ligero. Al abrir el cajón de la ropa interior, el calor se había instalado de nuevo en su cuerpo y al no encontrar ropa interior a juego con el vestido se imaginó, no sin una sonrisa pícara en los labios, lo fresca que iría a comprar sin ropa interior. Sin pensárselo dos veces más, pasó su cabeza por debajo del vestido renunciando a llevar ropa interior y dejó que la liviana tela blanca ocultara su desnudez. Sacudiendo su melena castaña un par de veces a modo de peinado descuidado y enfundándose unas sandalias blancas a juego con su vestido, cogió 50€ para las provisiones y el juego de lentillas del mes, y salió a toda prisa del piso no sin un último toque de perfume.
    
    Bajó con energía por la escalera pensando en los planes de esa misma noche. Cuanto menos tardara en terminar de comprar, antes podría llamar a sus amigas y quedar para flirtear un poco con algún chico en la discoteca. Abriendo la puerta del portal del edificio, el calor la golpeó sin piedad y el sol la obligó a entrecerrar los ojos volviéndola a recordar que tenía resaca ese día. Lamentó olvidar sus gafas de sol pero esto no la ...
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