1. Tormenta de verano


    Fecha: 08/04/2022, Categorías: Voyerismo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... almendró ni una pizca y, con paso ligero, se dirigió hacia el supermercado mientras la falda de su vestido ondeaba con la brisa marina. Mirando al suelo y haciendo caso omiso a las cigarras que seguían ensordeciendo la localidad con su monótono canto, siguió el camino con brío mientras seguía pensando en los planes que haría con sus amigas.
    
    El supermercado se encontraba solo a una docena de calles, pero en una de ellas, había mucho tráfico y el único semáforo que existía tardaba una eternidad en cambiar a verde. En esa eternidad, esperando a que el semáforo cambiara para cruzar la penúltima calle que separaba a Sara del supermercado es cuando se hizo consciente por primera vez desde que saliera del portal de todo cuanto le rodeaba. El sol había desaparecido tras una nube grisácea y el monótono cantar de las cigarras era interrumpido por truenos lejanos de alguna tormenta de verano próxima. Con una mueca en la cara, Sara comenzó a temer que los planes de aquella noche se fuera a aguar literalmente. El verde del semáforo le indicó a Sarita cuando podía pasar y con decisión cruzó las última dos calles para entrar en el supermercado.
    
    Al entrar en el supermercado pudo disfrutar el frescor del aire acondicionado y el olor dulce de la fruta. A esas horas, el supermercado estaba desierto a excepción de la cajera y un reponedor que si su visión borrosa no le engañaba apenas acababa de entrar en la pubertad. Con celeridad se dirigió a la zona de frutería y se hizo con una buena ...
    ... provisión de frutas y verduras. Después pasó por congelados y recogió un par de platos pre-cocinados. Finalmente se dirigió hacia la zona de licores, y fue allí fue donde se dio cuenta de que había cometido un pequeño error. Para elegir una bebida alcohólica no necesitaba una vista de águila ya que cada marca tenía sus colores y su forma, pero para elegir un buen vino era otro tema, las letras sin lentillas bailaban una melodía digna de una canción muy cañera. Tenía que haber pasado primero por la óptica para recoger sus lentillas. Sin pensarlo dos veces, lo solucionó llamando al mozo reponedor para que la ayudara.
    
    Al llegar el mozo, Sara se sintió como una vieja al explicarle que no podía leer por olvidarse las lentillas. El muchacho, con la mirada perdida y mucho esfuerzo, trataba de explicarle a Sara qué vinos le podrían interesar mientras tartamudeaba intensamente. Sara vió claramente como el rubor se instalaba en las mejillas del mozo. Al principio le pareció extraño pero no tardó más de medio minuto en comprender que estaba pasando. El efecto la humedad del sudor de su piel debido al camino de su casa al supermercado bajo ese intenso calor y el aire acondicionado del supermercado junto al hecho que había pasado antes por la sección de congelados habían endurecido levemente sus pezones, que quedaba totalmente marcados en la fina tela blanca. Ese hecho, junto con la recién pubertad estrenada en el chico lo que produjo una ineptitud total para expresarse con claridad. ...
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