1. El patio de mi casa


    Fecha: 20/04/2022, Categorías: Hetero Autor: LilithDuran, Fuente: CuentoRelatos

    ... interactuar con él. Solo quería que viniera e hiciera lo que tenía que hacer. Me senté al bode de la cama, dándome la vuelta de un salto y con la cabeza dirección a las almohadas, levanté mi trasero todo lo que pude quedando a cuatro patas.
    
    Mi culo estaba dirección a la puerta, con un sexo mojado que relucía con la escasa luz nocturna que entraba por las ventanas. Tapé mi rostro contra el edredón, no podía mirar, estaba segura de que estaba más colorada que nunca. Entonces, los pasos se detuvieron.
    
    El ladrón de bragas entró en la habitación, sin decir ni una palabra escuché como se ponía a mi espalda, justo a los pies de la cama. Entre mis dos piernas abiertas sentí el caer de su pantalón que llegó a rozar con mi tobillo… me di cuenta de lo que se venía.
    
    No me tocó… con ninguna otra parte que no fuera su pene. Lo primero que noté mientras seguía puesta como si mi cuerpo fuera un tobogán y los chiquillos bajasen por mi espalda, fue su polla. El capullo se colocó entre mis labios vaginales, una boca que se abrió del todo al notar el calor que desprendía aquel hierro.
    
    No tardó, no me hizo esperar como mi amiga con sus historias, me la metió según encontró el agujero y yo… gemí de un brutal placer.
    
    Como buen adolescente cachondo, el coito no fue calmado, no fue incrementando el ritmo, empezó fuerte y me siguió follando fuerte. Menos mal que estaba preparada y con una lubricación excesiva por todo el tiempo que estuve calentando con mi mano el clítoris, ahora ...
    ... valía la pena.
    
    El sexo estaba siendo abrumador, notaba una potencia y una porción de carne en mi vagina que no era normal. Estaba segura de que lo de que me estaba penetrando era grande y gordo, no como la última que tuve, una polla delgada como un espagueti que me decepcionó. Da igual lo que tengas si lo sabes usar, pero si no tienes y no usas… por favor, cierra después de salir.
    
    Luego de las primeras entradas y tras los gemidos que aquel chico me sacaba, no podía resistirme, creo que lo excitante de la situación, unido a sus brutales sacudidas, trajo lo inevitable. Mordí el edredón apretándolo con fuerza y contraje mi gran trasero que mi amante tenía en primicia. Se me doblaron los dedos en los pies como las garras de un águila en plena caza y entonces hablé.
    
    —No pares, sigue. No pares… Fóllame, fóllame…
    
    Lo repetía como un rezo, una oración a un ídolo fálico que me sacaba el calentón demoniaco por el que llevaba poseída ni sé el tiempo. Mis palabras fueron elevándose en el aire, hasta el punto que el “Fóllame” se detuvo para dejar paso a los dulces golpes rítmicos del sexo y mis gritos de placer.
    
    Me corrí… ¡Vaya si me corrí! Impresionante. Rober con cierta experiencia, se detuvo cuando sintió mi estremecimiento, como mi vagina succionaba su pene y lo aprisionaba dentro sin dejarlo escapar. Después mis paredes se relajaron y todo mi ser tembló. Sentí mi cuerpo erizarse como un gato enojado y mi alma marchó a dar una vuelta por mundos de placer.
    
    Cerré los ojos, ...
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