1. Desconocidos


    Fecha: 23/04/2022, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Hansberville, Fuente: CuentoRelatos

    ... descendiendo, notando como iba creciendo la mata de pelo y el calor la guiaba hasta una vagina grande e inundada de néctar caliente. No se lo pensó a la hora de introducir uno, dos y hasta tres dedos en el coño de Rosario y comenzar a moverlos en círculos provocando un estremecimiento en la empleada de banca.
    
    A esas alturas, Juan estaba tumbado boca arriba intentando mirar el espectáculo. Rosario movía frenéticamente la cabeza sobre la polla del hombre que estaba a punto de terminar, mientras sentía los tres dedos de Ana muy adentro llevándola al éxtasis.
    
    Agarrando la cabeza de su amante, el hombre comenzó a mover su pelvis hacia arriba antes de anunciar con un aullido que se corría. Rosario, entregada a la situación dejó que aquel tipo violase su boca y llenase su garganta de semen que engulló como pudo. Con restos viscosos en la comisura de los labios se incorporó. Su melena alborotada, su cara angulosa, su mirada lasciva y con restos de la de la corrida sobre sus labios. Ana se le quedó mirando antes de plantarle un beso de tornillo, metiéndose las lenguas hasta la garganta. Compartieron el sabor del hombre que yacía derrotado por el placer junto a ellas. Se abrazaron y frotaron sus endurecidos pezones en busca de un placer desconocido. Se amasaron las tetas y los culos entre besos y mordiscos en el cuello. Juan presenciaba encantado a su mujer en plena relación lésbica con una desconocida.
    
    Las mujeres, atrapadas por una atracción morbosa fuera de toda lógica, ...
    ... acomodaron sus cuerpos sobre la arena hasta hacer coincidir sus coños enfrentados, entrelazando sus piernas. Enredando sus rizos púbicos, besándose con sus humedecidos labios vaginales y frotando con placer sus clítoris hasta caer rendidas en un majestuoso orgasmo, nacido en lo más perverso de sus morbosos cerebros y finalizado en un pequeño punto indeterminado de su feminidad. La contracción muscular fue el preludio de un grito que acabó con las dos mujeres tumbadas y en estado de semi inconsciencia.
    
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    Raphael tomaba el sol de mediodía en pie tan solo cubierto por unas llamativas gafas Oakely de cristales azules algo más oscuro que el de sus ojos. Su fibrosa anatomía parecía estar siempre en tensión. Su musculatura, perfectamente definida, lucía más y mejor ante la total falta de vello corporal. Incluso carecía de vello púbico haciendo que su miembro pareciese aún mayor.
    
    A lo lejos, podía ver como el trío formado por Juan, Ana y Rosario iban camino de las dunas. Las mujeres cogidas por la cintura mientras el hombre, delante, parecía estar impaciente por llegar. El holandés sonrió ante la situación mostrando una perfecta dentadura de dentífrico. Les recordó apenas una hora antes, cuando mantenían una pequeña orgía ajenos a su llegada. Se dirigió en un perfecto inglés a Natalia para comentarle lo que había visto.
    
    La abogada rio sin abrir los ojos y siguió bronceando su cuerpo diez, trabajado con horas de spinning y zumba. El broker se giró hacia su mujer y ...
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