Desconocidos
Fecha: 23/04/2022,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Hansberville, Fuente: CuentoRelatos
... dobladas, escondían una magnifica vulva totalmente rasurada.
Pedro ofreció la llama de su mechero, sentado como estaba con las piernas cruzadas, su regazo era una especie de nido para su miembro en estado de semi erección. La chica se inclinó con el cigarrillo entre los labios acercándolo a la llama y apoyó su mano perfectamente cuidada en el muslo del hombre. Muy cerca de su ingle, haciendo que su polla cayese hacia ese lado rozando la mano levemente con su punta. Era toda una declaración de intenciones por parte de la desconocida:
-Perdona, no nos hemos presentado. Yo soy Natalia. –Volviendo a repetir el acto de inclinación y apoyo pero esta vez para ofrecer su mejilla.
-Yo soy Pedro. –Besó el hombre a Natalia tomándola por los hombros.
-¿De vacaciones por aquí? –Trató la abogada de entablar conversación.
-Tan solo este fin de semana, por cambiar un poco de aires…
-Nosotros también –señaló a su marido, Raphael, que permanecía de pie cerca de la orilla mirando a Anabel nadar. –solemos terminar el último fin de semana de vacaciones aquí para desestresarnos.
La conversación continuó esa línea amena aunque insustancial para romper el hielo y acercar distancias. Mientras, en la orilla, la nadadora y el “voyeur” también se habían presentado. A la chica, el broker le pareció exageradamente guapo una vez que pudo verle de cerca. Los ojos azules, la mandíbula muy marcada, encuadraba un rostro anguloso. A él, le pareció excitante la belleza latina y sus morbosas ...
... imperfecciones. Sus bonitas piernas algo cortas daban paso a una sensual vulva coronada por un peinado a lo mohicano. Una barriguita un tanto descuidada no afeaba en nada el conjunto bien proporcionado de su cuerpo donde sus majestuosas tetas acaparaban toda la atención y que la mujer no había tenido reparos en rozar impúdicamente contra el pecho imberbe de Raphael en los dos besos de presentación.
Luego se unieron a sus parejas que seguían hablando a unos metros de ellos. De inmediato surgió una complicidad y entendimiento entre los cuatro. El broker y la abogada eran expertos en la materia. La otra pareja tenía muy claro lo que iban buscando y lo acababan de encontrar. Entre bromas y risas por los ruidos que provenían de detrás de las dunas las dos parejas acordaron quedar para cenar antes de tumbarse todos al sol.
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Tras la duna, Juan estaba tumbado y siendo cabalgado por su mujer que parecía haber tomado las riendas de aquella relación a tres bandas. Ante la atenta mirada de Rosario que se masturbaba enterrando sus dedos en la frondosa mata de rizos negros viendo el espectáculo, Ana movía sus caderas salvajemente sobre la polla de su marido gritando y jadeando. La soltera, ofrecía sus dedos al hombre para que se los lamiese antes de frotarlos por su clítoris.
Ana, en un estado de excitación desconocido aceleró aún más sus movimientos mientras volvía a sentir un extraño placer morboso por aquella mujer que se hacía un dedo junto a ellos:
-¿Quieres que ...