Tres relatos feministas
Fecha: 23/05/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos
Reunión de amigos
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– Todo bien con lo del feminismo, pero ya aburren quejándose de cualquier cosa. – Dijo Franco.
Sabrina, una muñequita rubia, perfectamente maquillada, quien era novia del muchacho, asintió.
Estaban en una cervecería de Palermo. Eran cuatro. En frente de Franco y Sabrina se encontraban Camila, y Juan Carlos. Ambos eran amigos de Franco, y conocían a su novia desde hacía unos meses. Y por supuesto, también eran pareja.
Camila lamentó el comentario de Franco. Pero más aún se molestó con la actitud condescendiente de Sabrina. Miró a la chica, y pensó que era todo lo que ella odiaba. Una nena de papi, que pasaba más tiempo arreglándose que leyendo. Una Barbie que siempre tuvo el mundo a su disposición sólo por su belleza.
Pero no le intimidaba en absoluto la belleza estereotipada de aquella insípida. Camila se reconocía igual de bella, y con su actitud segura, su lenguaje amplio y su conversación inteligente sabía llamar la atención tanto como con su boca amplia y sensual, y sus tetas generosas, que parecían gigantes en su cuerpo menudo.
– Y a qué le llamás “quejarse de cualquier cosa”. – Desafió Camila a Franco, sosteniéndole la mirada. Sintió cómo Juan Carlos apoyaba la mano en su pierna, como diciéndole que no continúe con esa discusión. Camila sabía lo que su novio pensaba. Siempre decía que esos debates no llevaban a nada, ya que rara vez alguno de los involucrados cambiaba de opinión. Según él, hablar de esas cosas era como hablar de ...
... política o religión, sólo servía para generar conflictos innecesarios. Sin embargo no pensaba hacerle caso.
– Por ejemplo, lo de los piropos callejeros. Es totalmente ridículo tratar de acosadores a tipos que le dicen cosas lindas a una chica.
– ¡¿Cosas lindas?! – Estalló Camila. El bar estaba muy concurrido, y a pesar de que había muchas personas conversando, y que la música tenía el volumen muy alto, su voz se alzó sobre todos los sonidos, y muchos se dieron vuelta a mirarla. Ella, sin embargo, no les prestó la menor atención, y mirando con indignación a Franco, dijo. – ¿Te parecería lindo que cuando tu novia ande sola por la calle, le digan cosas como “qué lindo culo mamita”?
Camila sintió que la mano de Juan Carlos se apretaba con más fuerza en su pierna. Lo miró, y en su mirada pudo leer sus pensamientos: “No personalices las discusiones, argumentá con datos concretos, no te dejes llevar por el enojo”, le decían los ojos de su novio. Pero ya era muy tarde. Miró de nuevo al frente, donde estaba la otra pareja. Franco intentaba disimular su sonrisa. Sus dientes perfectos se dejaban entrever entre sus labios sensuales, aunque un tanto femeninos. Si llegaba a mostrar su sonrisa odiosa, Camila no lo soportaría. Luego miró a Sabrina, que parecía impasible. Le chica le sostuvo la mirada, y como desafiándola, dijo.
– Estás metiendo a todos en la misma bolsa. Algunos tipos dicen cosas lindas. Otros solo miran. Y los que te dicen guarangadas… bueno, no hay que darles ...