1. Y finalmente... ella y tu regalo (Segunda parte)


    Fecha: 11/06/2022, Categorías: Infidelidad Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... salpicando sin querer a un inocente perro negro. ¿Sería el mismo de antes?
    
    —Eso es todo, que saldrían en plan de «pareja», pero ni idea que vendrían aquí, y que él con su esposa, son o quieren ser una pareja abierta, o algo así, la verdad no lo tengo muy claro. —Y terminé por dar una bocanada larga al poco cigarrillo que me quedaba, lanzando luego la colilla lejos.
    
    —Debo irme, tengo una reunión de trabajo temprano. —Y me regresé al interior del bar.
    
    Me encontré con la sorpresa, de que el gringo había tomado mi lugar y en su silla ahora se encontraba Martha, justo al lado de la de mi esposa, que estaba bailando de nuevo con su jefe, una canción de UB40, un reggae suavecito y armonioso. Y los dos, muy acaramelados. Me senté al otro extremo, Martha y el americano se miraban con cierto entusiasmo. Siguió otra canción lenta del mismo grupo, una que por cierto me encantaba a mí, pero a mi esposa no tanto. “Red, Red Wine” y de inmediato el texano tomó a Martha de la mano y arrancó con ella hacia el centro de la pista. Me quedé allí, solitario, observando a las dos parejas de «nuevos enamorados».
    
    Sonriente, el alto gringo la apretuja, la acosa con frases que no escucho pero que adivino y que humedece con su lengua en la oreja de ella; y la oprime contra su cuerpo, Martha no se defiende, su pecho se aplana contra la camisa, pero no lo aparta, levanta su mirada y el entiende que puede, que debe. Se acerca a su rostro, la besa suavemente al principio, para finalmente, ...
    ... lamerle morbosamente los labios, entre abriéndolos forzadamente con su lengua. Y Martha lo recibe con… ¿Agrado?
    
    Y en la otra esquina de aquel bailable ring de boxeo, ella no se aparta, no le esquiva. Solo cierra sus ojos y acepta el obsceno beso con lengua… Se da cuenta que la observo, no me aleja de sus ojos cafés. Hugo acaricia su espalda y otra mano tantea las nalgas. Mi esposa sonríe, no a él, por supuesto. La sonrisa es para mí, su venganza la da por sentada. Mira a Martha, la observa besarse con David, no sonríe pero alarga ella su beso, prolonga mi sufrimiento. Hugo mira a mí esposa con deseo, y la abraza con mayor fuerza.
    
    Una mano de Silvia desciende de la cintura de su amado y se aloja entre el espacio escaso que dejan entre los dos; acaricia y palpa la dureza, abre su boca y de nuevo se entrega, esta vez con la mirada aquella que no me ve, pero que el resto del cuerpo de mi esposa siente. Ninguno de ellos se da cuenta de que me levanto de la mesa, de que recojo mi regalo y me retiro. ¡Se bien cuando sobro! Y sobraba mi presencia, esa noche.
    
    Le pido a Lara el favor de me entregue mi saco. Me mira consternada y le sonrió mientras levanto mis hombros, expresándole que no pasaba nada. Lara vuelve un instante después con una cerveza helada, y del bolsillo posterior de su pantalón, saca una cajetilla de Marlboro rojo, no me ofrece uno, me obsequia todo el paquete, que estaba casi nuevo.
    
    —¿Me acompañas? —Le pregunté a Lara, quién miró hacia el otro lado donde se ...
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