1. Y finalmente... ella y tu regalo (Segunda parte)


    Fecha: 11/06/2022, Categorías: Infidelidad Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... encontraba “El Juli”, dialogando animadísimo con una de las clientes. “El Juli” le sonrió a Lara y alcancé a leer, al mover sus labios, un… ¡Adelante! Y con su mano le indicó, que solo fueran cinco minutos.
    
    —¡Bien vamos! y de paso le llevo esta otra cerveza a mi “Puertas” —¡Le sonreí! Pero antes terminé de beber, esa cerveza que me había obsequiado de nuevo, la princesa de aquel bar…
    
    La llevo hasta mis labios, Lara bebe de la suya un sorbo. Recojo mi saco, mi regalo y los cigarrillos, miro una última vez a la mesa y me encuentro con la mirada de mi esposa. Su jefe ya le tiene el brazo por sobre sus hombros, la mano reposa cercana al pecho izquierdo; aprovecha para acariciar el nacimiento de su seno, oculto bajo su sostén y muerde al tiempo su cuello. Martha de medio lado, no los observa, solo conversa, aparentemente entretenida con aquel texano.
    
    Pero había algo en ella que no emanaba, que no fluía. Así que deshice mis pasos, dejando al cuidado de una preocupada Lara, mi saco aun mojado, el regalo y los pocos restos de mi cerveza. — ¡No lo hagas Rocky, por favor!
    
    —No te preocupes Corazón. —Sonriente, respondo a una Lara preocupada y me distancio de ella.
    
    —¿La ultima? ¡Claro! si no es mucha molestia. —Les dije a todos los allí presentes, pero colocando mi mano suavemente sobre el hombro de Martha. Mi joven esposa, que se hallaba sentada en el medio de Hugo y del «amigable» texano, me lanzó una mirada reprobatoria. Yo le correspondí con una mía, ...
    ... ¡Desafiante!
    
    Por supuesto a Hugo, no le hizo mucha gracia mi interrupción y aguardó observando en calma, la respuesta de Martha. Hice un poco de presión en el hombro con mi pulgar para forzar la respuesta, ya fuera afirmativa o negativa. Y a modo de generar una mayor tensión, le extendí generoso y firme mi mano diestra sobre la mesa. Ella me miró.
    
    Martha levantó sus hermosos ojos color miel con chispitas de caramelo y me sonrió. Pero de inmediato volteó a mirar a Hugo, su esposo, como pidiéndole su autorización. Hugo finalmente asintió con un gesto de su mano, como dejándola libre de tomar su decisión. Desplacé la silla de Martha hacia atrás con cuidado de que su bolso no cayera al piso, y a la vez aproveché para introducir en el, mi tarjeta de presentación. Y no por nada malo o lujurioso, sino por un acto reflejo de cualquier asesor comercial. Ella podía ser una futura cliente, o tal vez, referenciarme ante sus amistades.
    
    Además como un cortés caballero, para permitirle una espaciosa salida a sus hermosas piernas y deleitarme con aquella visión, hasta que el vestido se alargó por la gravedad, hasta su normal posición. Obviamente el gringo, me miró con ganas de enviarme lejos, seguramente hasta mi lejana y preciosa sabana. Masculló entre dientes, algo en inglés, no le presté atención.
    
    Al fin y al cabo era mí despedida de aquella interesante mujer. Y tomé su mano para dirigirnos hacia la mitad de la pista, bajo las luces intermitentes de colores amarillos, naranjas y azuladas.
    
    Y ...