1. Graciela en la cabaña


    Fecha: 02/07/2022, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... su marido, y luego llevó su mano hasta él.
    
    Con una habilidad que no me esperé en ese momento comenzó a masturbarme “a mano cambiada” con un ritmo fenomenal, mientras yo continuaba tallando su raja, cada vez más húmeda y caliente por la fricción.
    
    Entre pequeños pujidos comenzó a zafarse de mi mano y a soltar mi pene; por un momento pensé que se arrepentiría, pero no fue así.
    
    Con sus manos se impulsó para subir “de panza” a la barra de la cocina y que su culo quedara a la altura adecuada para atacarlo.
    
    Me hice hacia atrás un paso para contemplarla. Aquel par de nalgas que tantas veces se me habían antojado mientras caminaba de un lado a otro en las reuniones, estaban hoy a mi disposición. Su rajita se veía enrojecida por la fricción de mi mano, brillante por el reflejo de la luz con la humedad, y lista para vivir un episodio de infidelidad inesperado mientras su supuesto dueño dormía a pocos metros.
    
    Tomé mi verga con la mano derecha y la embestí sin pensarlo hasta que mi cuerpo chocó con el suyo. Graciela dejó escapar un gemido suave y ahogado antes de dejarse caer de lleno sobre la barra, casi colgando su cabeza del otro lado de la misma.
    
    La tomé de la cintura y la jalé hacia mi dejando la mitad de su cuerpo en el aire, y luego comencé a bombearla tan fuerte como la situación me lo permitía.
    
    El choque de pelvis con sus nalgas sonaba en cada embestida y mi miedo por ser descubiertos crecía. Sus pujidos ahogados se iban haciendo más fuertes en cada golpe ...
    ... y no faltaba mucho para que el ruido hiciera que alguien en la cabaña sospechara.
    
    Cerré mis ojos para concentrarme en el momento, no preocuparme por lo que pudiera suceder y le di a mi amiga desde hacía 15 años, a la esposa de mi amigo, una sesión de sexo por detrás que en mi mente duró mucho tiempo, aunque en la realidad no se cuanto sería.
    
    En poco tiempo sentí que Graciela estaba teniendo un orgasmo. Todo su cuerpo se endureció, soltó un suspiro reparador y con una de sus manos me alcanzó la cadera para ponerme un rasguño que más tarde tendría que ver cómo explicaba.
    
    Me disponía a dejarle ir toda la leche que pudiera cuando en la sala se escuchó la voz de Eladio junto con el ruido que hacía al removerse en el piso.
    
    De alguna manera Graciela saltó de la barra y me empujó hacia atrás tan fuerte que casi caigo. Se acomodó el vestido y salió disparada a la sala al encuentro de su hombre mientras yo me escondía a un lado del refrigerador todavía con la verga de fuera.
    
    Segundos después Graciela estaba de vuelta, con una sonrisa en la boca y caminando hacia mi mirando fijamente mi verga, que no había tenido oportunidad de analizar.
    
    Sin detenerse en su camino me dijo en voz muy baja “falsa alarma” y se dejó caer de rodillas frente a mi.
    
    Se hizo de mi verga en su mano derecha, la miró un segundo, y después se la metió a la boca, así como estaba, todavía llena de sus fluidos.
    
    Mientras me recargaba en el refrigerador para aguantar el embate, me di cuenta que ...