-
Graciela en la cabaña
Fecha: 02/07/2022, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... aquella mujer no solo tenía buenas habilidades con las manos, sino también con la boca. Lamía mi verga de arriba abajo mientras con su mano sobaba mis bolas. Daba una pequeña mordidita en el glande y luego se la metía hasta la garganta dejando caer saliva en el piso de la cocina. Realmente me hubiera gustado alargar aquel momento, pero el camino que ya tenía recorrido me hizo aguantar poco tiempo y comenzar a soltarle leche dentro de su boca en cantidades que no soltaba desde hacía mucho tiempo. Graciela la recibió toda y la tragó, tal vez para evitar dejar rastro, tal vez porque ella así acostumbraba. Pero al final del momento mi verga quedó tan limpia como si acabara de salir de la ducha. Graciela se quedó en el piso unos segundos y luego se levantó. Se acomodó la tanga debajo del vestido, me miró todavía con una sonrisa en su boca y me dijo en voz muy baja: Pues tuviste razón, si terminó aun mejor. Luego hizo un silencio y me dijo que me fuera a mi habitación con mi mujer. Entré en mi habitación de puntillas y ...
... me tranquilizó ver a mi mujer dormida, pero tenía mucho que esconder, así que con las luces apagadas la desperté a besos y la puse caliente todavía a medio dormir. Como si fuera un adolescente, a mis plenos 43 años, tuve que cumplirle a dos mujeres con unos minutos de diferencia, procurando que mi esposa se pusiera tan cachonda que me rasguñara y pellizcara, tapando los rasguños y pellizcos que nuestra amiga me había propinado momentos antes. La mañana siguiente me desperté molido, le di los buenos días a mi esposa que me miraba con una sonrisa en la boca y salimos de la habitación a ver qué nos deparaba el día. En la sala nos encontramos a un Eladio aun tirado boca abajo, y a una Graciela acomodando las colchas sobre las cuales había dormido. Buenos días, ¿durmieron rico? Nos preguntó. Y cuando mi esposa le respondió la pregunta, ella se limitó a contestar: Pues no estuvo muy cómodo, pero pasé una de las noches más ricas en mucho tiempo. Ambas rieron y se fueron a la cocina a comenzar a preparar el desayuno para todos.