Políticamente incorrecto
Fecha: 05/07/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Gargola, Fuente: CuentoRelatos
... incorpora para cambiar la posición y compartir el mágico momento mientras se besan.
Isabel se acuesta, abre las piernas y Raúl vuelve a penetrarla, iniciando un nuevo bombeo, entretanto ella presiona su culo, se lo araña con saña e incluso le provoca heridas con sus uñas, como si fuese una gata en celo. Ambos mueven su pelvis al compás, y durante unos minutos, el ajetreo pélvico se hace progresivamente más frenético hasta que ella libera su orgasmo.
—¡No pares! ¡Sigue! —le ruega Isabel cuando sus terminaciones nerviosas confluyen al unísono en su sexo dejándose llevar por el placer.
Su orgasmo parece no remitir, pero Raúl se contiene con la única finalidad de no cortarle su placer, y cuando Isabel consuma su clímax, él saca el miembro de su interior y eyacula sobre ella. Después se tumba a su lado totalmente extenuado.
—Ha sido maravilloso, —señala el joven.
—Sí, —subraya ella.
—Déjame que te limpie.
Coge varios clínex y se esmera en limpiarle las salpicaduras de su semen. Isabel pasa los dedos por los restos de su cuerpo y se los mete en la boca.
—¿Te gusta el semen? —le pregunta sorprendido.
—Sí, —dice relamiéndose los dedos todavía pringosos—y tu verga también, —añade.
—¡Joder, Isabel! Como me pones.
Raúl vuelve a tener una erección sin ningún tipo de contacto, y ella se lleva el miembro a la boca realizándole la mejor de las mamadas.
—Vas a hacer que me corra de nuevo.
—No. Quiero que me folles otra vez.
—¡Joder! Estaría ...
... haciéndolo todo el día.
—Tengo toda la mañana. Estoy dispuesta para ti.
—Madre del amor hermoso, —exclama el sorprendido muchacho que no da crédito a la fogosidad de la mujer madura con la que está disfrutando más que con todas las remilgadas con las que ha estado hasta el momento.
Isabel se olvida del trabajo, se olvida de su marido y se olvida de todo, excepto de lo que le apetece fornicar con el joven atleta. Se incorpora y se pone de espaldas, apoyando las manos en la cama, mostrándole y moviendo sus encantos.
—¿A qué esperas?
—¡Joder! —exclama fascinado Raúl al ver la exquisitez de la seductora visión.
El muchacho desea ser un pulpo para poder atender las maravillas que ofrece el cuerpo de la diosa que está a su merced. Se agarra el miembro, lo acerca a su gruta e Isabel desliza su mano por debajo para cogerlo y acompañarlo. Los dos suspiran de placer con aquella primera estocada y, tanto el ritmo como los jadeos empiezan a ser constantes y enérgicos. Ella retuerce y contorsiona sus caderas, intentando sentir el puntal en todos los rincones. Después de un cuarto de hora sacudiendo sin descanso, Raúl abandona la posición y se tumba. Ella aferra su polla y se coloca encima para cabalgar de nuevo sobre él. El muchacho goza tanto como ella. Acaricia sus tetas y las besa. Sus manos van y vienen repasando toda su anatomía. Las nalgas son atendidas, los pechos son abordados y su cintura es dibujada con el perfil que van trazando sus manos al descender. Isabel se apoya ...