Suplencia en el Convento. Mi encuentro con la superiora (I)
Fecha: 13/07/2022,
Categorías:
Hetero
Autor: Alphy Estevens, Fuente: CuentoRelatos
... usted no sabe la vergüenza que eso me produce -agregó ensimismada.
-¡Qué vergüenza ni que nada! Vamos, súbase el camisón ese y empiece a meterse mano. Ya me tiene cansado con su falso arrepentimiento -le dije autoritariamente.
La monja comenzó a subir su hábito lentamente con el rostro lleno de gestos de sumisión. Lo arremangó hasta sus rodillas e imperceptiblemente fue llevando su mano hasta la entrepierna. Hizo una interpretación teatral, como si estuviera hurgando su intimidad pero no le creí.
-Así no, madre. Ponga más entusiasmo en lo que hace. Esto no es ni remotamente lo que yo vi hace rato. -le dije.
La madre Matilde, deslizó su faldón negro sobre la cintura y expuso ante mis ojos la imagen más excitante que yo había visto hasta ahora. Sus rellenos muslos, terminaban en un triángulo rosado, cubierto por un fino vello púbico con reflejos plateados. Su incipiente vientre, lejos de ser desagradable a la vista, agregaba más realismo a su hermoso cuerpo. Verla tirada allí, liberó ingentes cantidades de mis hormonas y mi aparato adquirió dimensiones desconocidas. Su mano comenzó a frotarse con timidez su coño mientras yo me despojaba de mi camisa embarrialada y empapada.
-Siga así, madre, siga así. Imprímale más entusiasmo, lo está haciendo muy bien -le dije.
-Siento una gran vergüenza. Lo hago para expiar mis culpas -dijo sollozando.
-Sí, madre. Si sigue así será perdonada y nadie sabrá nada de esto -la animé al decir esto.
Mientras ella se sumergía ...
... en su masaje, yo me frotaba mi verga a través del pantalón. Seguidamente, y sin quitar la vista de aquella mano juguetona que se auto complacía, destrabé mi prenda y la dejé caer al piso. Bajé mi interior y liberé mi bestia que apuntaba a su presa ubicada a tan solo un metro de mí.
Los ojos de la monja casi salen de su órbita cuando vieron mi amenazante cañón.
-¿Qué está haciendo, por dios. Guárdese eso, por favor. No haga que mis pecados se incrementen -Me imploró desde la excitante posición que se encontraba.
-No madre, véalo como observaba en la revista. En vivo es más efectivo -Le dije con mi pollón agarrado.
Me fui acercando lentamente con mi polla entre las manos y le tomé su mano libre y la posé sobre mi miembro resbaladizo.
-¡No, no, que está haciendo! ¿Cómo se le ocurre poner eso en mi mano?
-Esto es obra de Satanás -me dijo.
-déjeme ir a mis aposentos. Creo que ya es suficiente. Ya con esto expié mi pecado. ¡Por favor, déjeme ir!
Lo que pronunciaban sus labios no guardaba relación con los movimientos de su otra mano. Si, la que frotaba con más ganas a su irritado y desaforado coño rosado. Su respiración comenzó a incrementarse y de sus adentros, los resuellos retornaron en menor medida.
-¡Déjeme ir por favor! -exclamaba con poca creíble expresión.
La imagen de la madre en esa postura y con sus dos manos ocupadas dando y auto infringiéndose placer, me empujaron a zambullirme encima de la superiora. Le recosté mi polla sobre sus muslos y ...