Lucía (Cap. II): Lucía estaba en sus días
Fecha: 20/07/2022,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Manuman, Fuente: CuentoRelatos
... dicho que le gustaba ir arriba, así que mientras ella se despedía de su tanguita y su paño sucio de sangre, la esperé tumbado boca arriba en la cama, recibiéndola sobre mí a los pocos segundos, ansiosa por ensartarse en mi verga, pues en cuanto acomodó sus piernas a mis costados, me sujetó el miembro y lo encaminó a la estrecha entrada de su vagina.
Puse mis manos en la riquísima cadera de Lucía y alzando mi pelvis, la penetré de un solo golpe, yendo hasta el fondo de su túnel, lubricado con el producto de su menstruación y los fluidos que su excitación le hacían producir. La hermosa treintañera, abrió su boquita cuando me sintió dentro de ella, e inhaló aire ruidosamente, como quien recibe una repentina sorpresa.
-¿Seguro que no te molesta que lo hagamos así?- Me preguntó Lucía, comenzando a moverse para que la cogiera, despacio y muy firme.
Yo solo le sonreí, la sujeté del cuello y empecé a darle, sintiendo cómo ella subía y bajaba el culo, de forma golosa, haciendo que mi verga resbalara dentro de su estrechísima vagina con tanta facilidad y de un modo tan excitante, que tuve que apretarme los huevos para no venirme a los 20 segundos.
Como me lo había dicho Lucía la primera vez que cogimos, le gustaba más estar arriba, pues alcanzaba su orgasmo con más intensidad y rapidez. Cuestión que comprobé a los pocos minutos de tenerla montando, ensartándose mi miembro, gimiendo de una forma deliciosa, llevando mis manos a sus tetas, a la delicadeza de su cintura y a ...
... sus espectaculares muslos, marcados tenue y voluptuosamente por el ejercicio. Ver su expresión de goce cada vez que se venía fue una experiencia de las mejores, tan solo comparable con la deliciosa visión que me regaló, cuando un rato más tarde, cansada de tanto placer, Lucía se acomodó en el colchón en cuatro, para dejarse coger de perrito.
Tomándola de la cintura, le di una cogida gustosísima. Lucía gritaba pidiendo más –Ay, papito, me entra mucho- Sollozó, mirándome totalmente cachonda por encima de su hombro, para extender sus brazos sobre la cama, de modo que sus pechos sobresalían por los costados de su figura, mientras sus hermosos glúteos chocaban contra mi cuerpo y su vagina, apretada como la de una jovencita, me invitaba a cada metida a verter mi leche en su interior.
No sé cuántas veces cogimos esa noche, en la cama de Lucía, en su baño. Terminamos durmiendo a eso de las 5 de la mañana en uno de los sofás de la sala, totalmente exhaustos.
Abrí los ojos unas dos horas después, sintiendo un desagradable sobresalto en medio de tanta felicidad.
-“Filemón, hijo de perra”- Pensé, al recordar que el viejo me había dado un ultimátum para convencer a Lucía de ceder en su retorcido chantaje. Temí que al no presentarme al final de su turno, Filemón estuviera ya subiendo el video a internet, o enviándoselo a alguno de los directivos de la compañía. Tuve entonces la irrefrenable necesidad de ir a las oficinas.
Me levanté, procurando no despertar a Lucía, pero sin ...