Mar rojo
Fecha: 26/07/2022,
Categorías:
Primera Vez
Autor: Erothic, Fuente: CuentoRelatos
... titilaba. Estaba realmente excitada y mi cuerpo deseoso de mi padrastro. Entonces comencé a tocarme las tetas, me alaba los pezones con fuerza, lo que hacía que todo mi cuerpo se estremeciera en un poderoso escalofrío cada vez que los pellizcaba. Enseguida bajé mi mano por dentro de mi pijama para estrujarme mi vagina, cual añoraba ser satisfecha con el pene de mi padrastro o como fuese.
Pero en ese momento, mi madre, quien permanecía perdida, sumergida en las cobijas mientras gozaba del musculoso miembro viril de su amante embistiéndola profundamente, ahora se rebelaba girándose para darle la espalda.
De inmediato cerré los ojos para fingir que dormía. Pero no hacía falta hacerlo, los dos estaban completamente perdidos en su placer, gozando como locos de todas esas ganas que se tenían desde hacía tiempo. Me ignoraban, y yo lo aprovechaba espiándolos a un costado, viendo como follaban como película porno en vivo, mientras me masturbaba por debajo de las sabanas, masajeándome el coño con extremo placer, embarrándome todas mis secreciones tibias en los dedos medios de mi mano, penetrándome con ellos tan profundo como podía, anhelando por ser yo la que fuera abusada por ese hombre tan, pero tan buenazo.
Estaba tan estimulada que me sentía a punto de venirme. Mi corrida estaba al borde, mis dedos estrujaban y violentaban con rudeza todo mi sexo mojado y ardiente como nuca, manchando de mis pegajosos sudores íntimos en todos mis labios carnosos externos, empujando ...
... con fuerza mis dedos medios y estimulando mi erecto clítoris, completamente fuera de su escondite rosado. Sentía que me venía, estaba a punto, pero entonces mi padrastro me sorprendió.
Por un momento nos miramos directamente a los ojos en medio de las penumbras, me había pillado, no había duda. Pero no dijo nada. Estaba igual de excitado que yo, y no pudo parar. Entonces me volví loca. Me quité las cobijas que me cubrían para dejarle verme como me masturbaba. Le miré con seducción y perversión, estaba en el auge de mi goce. Me relamía los labios insinuantemente, me tocaba mis pequeños senos levantándome la parte de arriba del pijama para dejarle vérmelos, debelando mi blanca piel iluminada por la luz de la luna que entraba por la ventana, mientras recorría mis manos sensualmente por todo mi delgado abdomen hasta mi cintura, y ahí, afiancé el resorte de mi short para dormir y lo deslicé hasta quitármelo.
El miraba atentamente, incapaz de quitarme la vista mientras se cogía a mi madre por detrás, al mismo tiempo haciéndola gozar casi tanto como yo lo hacía tocándome para él, mostrándole mi estrecha rajita mojadita, brillando con mis jugos escurriendo entre las sombras de la noche.
Los sonidos del coño de mi madre sucumbiendo ante las profundas embestidas de su amante, y los ecos del mío estimulado con extremo placer por el voyerismo y exhibicionismo, se fundían en un solo acuoso acorde, evidenciando el muto orgasmo que experimentábamos en ese momento. Entre chapoteos ...