Mar rojo
Fecha: 26/07/2022,
Categorías:
Primera Vez
Autor: Erothic, Fuente: CuentoRelatos
... explotando nuestras vaginas; la de mi madre entre el pene de su novio, y la mía frente a él, asiéndome venir con mis inocentes caricias, mojándome toda la mano y las sabanas ante su atónita mirada, quien a su vez, también sucumbía ante todo ese placer, eyaculando en toda la concha de mi madre.
Las aguas turbias se tiñen de rojo
Aquella habría sido la mejor masturbada que me había acomodado en mi vida. Al día siguiente los tres despertamos con toda la actitud, llenos de alegría y con una sonrisa de oreja a oreja que no nos la quitaba ni dios.
Como sería nuestro último día de vacaciones, lo aprovecharíamos al máximo, y lo pasaríamos en la playa tanto como pudiésemos. Por ello, desde muy temprano ya estábamos bajo los rayos del sol; mi madre untándose bronceador y mi padrastro toqueteándole como siempre. En tanto, yo me la pasaba intentado perfeccionar mi nado adentrándome un poco entre las olas del mar.
Poco más tarde, me percaté que mi padrastro dejaba a mi madre y comenzaba a acercarse directo a mí. -¿Aprendido a nadar? –Me preguntaba con su siempre encantadora sonrisa, al llegar hasta donde estaba. Y me enamoré. –Ya sé nadar, pero no soy muy buena. –Le respondía mientras sonreía como estúpida colegiala, cual soy.
-Ben. Te ayudo. –Me ofrecía al tiempo que se posaba detrás de mí, sujetándome con sus fornidos brazos. Y me perdí en su cuerpo. El sentirlo a mis espaldas me puso a su merced. Podía sentir todo su pene restregándose en mis pequeñas nalguitas con todo ...
... descaro, ocultándose con las olas del mar.
Seguimos jugando con nuestros cuerpos, frotándonos el uno con el otro, provocando que comenzara a ponerme en un estado de euforia que me ponía completamente susceptible, al mismo tiempo, estimulando su gruesa y larga tranca con mi delgado y endeble cuerpo hasta endurecerlo, inflamándolo a su máximo, haciendo que me picoteara todas mis nalguitas bajo el agua.
Ya puesta a punto, lista y dispuesta a todo, metí mi mano bajo sus bermudas y le agarré su falo intentando apretarlo fuertemente con mis pequeñas y débiles manos. Jugueteábamos risueños, fingiendo que me enseñaba a nadar, cuando en realidad estaba a punto de darme la más dolorosa lección de mi vida.
Completamente apasionada, le bajé su ropa luchando por sacarle aquel descomunal pene, mientras nos escondíamos de mi madre, quien parecía estar dormida recostada espalda al cielo, sin embargo, con mucho cuidado de no ser descubiertos.
Seguí divirtiéndome un poco con él. Lo estrujaba, la zarandeaba, jalonaba y estimulaba sin poderme dar abasto ni con ambas manos. Ya encaminada, me trepé en su torso rodeando su cuello con mis manos, y me enredé en sus caderas abrazando su cintura con mis piernas. Ahí, podía sentir su gruesa cabeza picándome en mi pequeña colita como queriendo violentarla con todo y mi bañador.
Entonces, me sujetó la prenda con su mano y sin permiso alguno aló de ella para apartarla y dejar mi conchita al desnudo. No dije nada. Era lo que quería. No hacía ...