1. Dulce y amarga amistad (11)


    Fecha: 10/06/2018, Categorías: Gays Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos

    ... rodillas y me coloqué detrás de la mesa, lejos de sus manos que colocaba sobre el bulto de su entrepierna como si quisiera ocultarlo.
    
    -Jesús, juguemos claro, sabes que me vuelves loco y que deseo tenerte, hacerte mío, me estás provocando y eso puede ser peligroso. Acércate chiquillo, chúpamela por favor. -Rugía en voz baja muerto de deseo. Yo había venido para otra cosa, no para escucharle sus pretensiones aunque sabía que esta era mi oportunidad.
    
    -Déjame verte desnudo y besarte, me conformo con eso por ahora. Le miré con cierta lástima, resultaba increíble que un hombre que lo podía casi todo se humillara de tal manera ante un muchacho que lo dominaba por su lujuria que no podía controlar.
    
    Se puso en pie y comenzó a caminar hacia mí, y cuando llegó me abrazó mientras besaba mi cara, y por último llegó a colocar su caliente boca sobre la comisura de mi boca.
    
    Me dejé hacer rígido y algo frío, ya estaba él suficientemente caliente y no necesitaba fingir, sentía como su bulto se aplastaba contra mi cuerpo apretándome a él con sus fuertes brazos abrazándome. Miraba la puerta que comunicaba con su baño particular y de la sala donde le servían la comida cuando no salía fuera o descansaba, me parecía que mi tía aparecería por cualquiera de ellas sorprendiéndonos.
    
    -Mi pequeño, ¡qué dulce sabes! Me besaba desesperada y apasionadamente.
    
    -Déjame tito, Paula puede escucharnos. Le hablaba negándome a lo que él quería mientras besaba mi cuello y lo lamía, conocía lo que ...
    ... le gustaría hacerme, lo que quería de mí. Se lo daría pero a su tiempo, no aquí ni en este momento.
    
    -Te necesito chiquillo, déjame que bese tu boquita linda. -Mi tío es venezolano y me ha contagiado su forma de hablar al referirse al sexo.
    
    Marta mi tía se rindió, se dejó seducir por aquel imponente hombre cuando perdió a su marido y supo recuperarla de la postración en que la dejó al fallecer. Conservó la cabeza cuerda, no obstante, para mantenerse como accionista mayoritaria del imperio económico y financiero que su anterior marido la dejara al morir.
    
    -Principito, dulce nene mío. Se excitaba más y más e intensificaba sus besos lamiendo ahora mi cara con su lengua húmeda de saliva. No podía decir que me desagradara.
    
    Me fui escurriendo de él hasta quedar en el suelo, y se quitó la corbata abriendo la camisa para levantarme y envolverme en su pecho, con su poderoso cuerpo cubierto en su totalidad de vello profundamente negro, oscurecido más aún por el tono tostado de su piel.
    
    Corrió la cremallera del pantalón y se sacó la polla apuntada hacia mí, se la veía jugosa, tentadora, caliente, poderosa y grande, dispuesta a hacer daño si no se la sabía manejar. Unos veinte centímetro de carne morena y dura, atravesada de abultadas venas, poderosa y atractiva con sus cuatro centímetros de diámetro, los apropiados para cualquier boca, y la mía comenzó a segregar saliva.
    
    -No tito, vamos a tu apartamento para estar tranquilos. -Metí su verga en el pantalón y le cerré la ...
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