1. El cepillo de madera


    Fecha: 10/06/2018, Categorías: Confesiones Autor: pedrocascabel, Fuente: RelatosEróticos

    ... madre (suele darme una bofetada según acerco mi cara a la suya), doy las buenas noches y me dirijo a la planta superior en donde tenemos los dormitorios Rafael y yo."
    
    Joder, qué historia. Me quedo sin saber qué hacer o decir hasta que empiezo a balbucear una frase sin sentido y la propia Montse me dice: "cállate que así estás más guapo, cerdo; todo lo dice tu polla, mira cómo te has puesto" y es verdad porque estoy empalmado y con muchas ganas de follar, aunque no me atrevo a dar el primer paso. Es la mujer quien toma la iniciativa y se sube encima de mí para poner las rodillas a ambos lados de mis piernas y después bajar lentamente para clavarse hasta los huevos mi necesitado rabo en su empapado coño. Poco a poco se empieza a mover arriba y abajo, a derecha e izquierda manteniendo un constante rápido ritmo que le lleva a correrse con su habitual largo grito en voz baja. Tras unos segundos de relax saca mi polla de su sexo, se coloca a un lado y me come el capullo con maestría, sin apenas tocar mi hinchado tronco con las manos y sin llegar nunca a meterse la polla entera en la boca, de manera que apenas duro un par de minutos antes de pringar su cara con tres o cuatro lechazos. Le gusta extenderse el semen por la cara (a mí me encanta ver cómo lo hace) hasta que mira el reloj y dice: "venga, vámonos, no quiero que mi madre me castigue. No se si me atreveré a contarte algún día lo que pasa cuándo se da cuenta que no he estado con mi novio sino con otro hombre".
    
    En ese ...
    ... momento no me decido a preguntarle, nos vestimos rápidamente y salimos del hostal con prisa.
    
    A pesar de mis preguntas y de insistir en ello, Montse no quiere contarme más acerca de los castigos que ordena su madre y ejecuta su hermano, ni tampoco quiere hablar de ello ni darme las razones por las que acepta esta situación que dura ya casi treinta años, así que durante meses dejo de darle la lata con el asunto y simplemente me dedico a gozar de su excitante cuerpo cada vez que podemos quedar para tomar unas copas y follar. Es verdad que intento fijarme cuando está desnuda si tiene alguna marca de los azotes que recibe (desde que se la situación, en las fantasías y ensoñaciones que alimentan mis pajas solitarias uso la vara y el cinturón con ella; me pone a mil), pero nunca advierto nada y tampoco es de recibo decirle que me deje buscar señales de los correazos en su cuerpo.
    
    Ayer me llamó a su despacho y tras hablar de cuestiones de trabajo, al igual que otras veces, me dice: "que te parece si quedamos mañana; Fidel y yo comunicaremos en unos días la fecha de nuestra boda y antes quiero hablar contigo."
    
    Dicho y hecho, son las siete de la tarde y estamos tomando una copa sentados en uno de los pequeños reservados del pub en el que nos encontramos habitualmente: "dentro de cuatro semanas será la boda y después de unas vacaciones pagadas por la empresa nos iremos a vivir a Valencia; nos trasladan para dirigir la sucursal levantina y es una excelente oportunidad para ambos. ...
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