1. El cepillo de madera


    Fecha: 10/06/2018, Categorías: Confesiones Autor: pedrocascabel, Fuente: RelatosEróticos

    ... No se te escapa que tu y yo tenemos que cortar nuestra relación y que en el futuro probablemente nunca nos volvamos a ver. Después de esta tarde ya no me podré permitir quedar contigo para follar, así que hoy es nuestra despedida."
    
    Una vez desnudos en la cama, entrelazados y a pesar de la sensación de estar perdiendo algo importante y valioso para mí y que debo aprovecharme ahora que todavía puedo, la curiosidad morbosa puede a la excitación y pregunto a Montse por la situación que vive en casa con su madre y hermano: "vaya, vaya, cabroncete; así que quieres enterarte de lo que falta, ¿o es que te quieres excitar?."
    
    "Bueno, te voy a contar lo que nunca he contado a nadie: cuando mi madre descubre que he estado con algún hombre distinto a mi novio, me insulta durante algunos minutos mientras no deja de abofetearme, antes de llamar a gritos a Rafael. A mi hermano le dice la frase de siempre (hijo mío, enséñale decencia a tu hermana) y mientras él me azota, ella no deja de preguntarme quién es el hombre que me he tirado (frase que escupe como si fuera veneno) y qué es lo que me hace en la cama para que yo me comporte como la puta que llevo dentro. Suelen pegarme más azotes y más fuertes que de costumbre y al terminar el castigo, cuando recojo mi ropa y salgo camino de mi dormitorio, siempre oigo lo mismo: hijo mío, acompaña a tu hermana, dále ungüento que calme su piel y vigila que se acueste sin tocarse porque es como una perra en celo."
    
    Rafa me sigue a mi habitación, ...
    ... cierra la puerta y me pregunta: "¿te he pegado muy fuerte?, madre te castiga porque quiere que te arrepientas y no vayas por ahí con hombres, ya lo sabes, tienes que guardarte para tu marido. Ven que te de el ungüento para que te calme el dolor."
    
    "Yo no le contesto ni le digo nunca nada, simplemente, totalmente desnuda como estoy, me planto en medio de la habitación, abro piernas y brazos y Rafael me extiende una crema densa y oscura que mi madre compra en el pueblo (según ella este ungüento lo usaban en el cuartel de mi padre para disimular las palizas a los detenidos) y que, es cierto, alivia el dolor de los azotes y quita las marcas de la correa."
    
    "Mi hermano pasa en total silencio muchos minutos extendiendo la crema por todo mi cuerpo, hasta que llega a las tetas y se entretiene sobándolas y mamándolas durante largo rato, normalmente hasta que con un gesto le impido continuar y entonces se pone tras de mí acariciando y amasando mi culo lentamente, hasta que se baja el pantalón del pijama y siento la presión de su polla contra el culo. Jamás me ha penetrado, simplemente apoya su corto y grueso rabo en el ano y empuja fuertemente pero sin llegar a entrar, respira muy fuerte, casi como si roncara, y se corre en silencio descargando muchos chorros de semen que me pringan la espalda y el culo. Inmediatamente, pone más crema sobre mi espalda y durante varios minutos extiende semen y ungüento al mismo tiempo, hasta que me da las gracias, se despide, da las buenas noches y ...
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