1. El cepillo de madera


    Fecha: 10/06/2018, Categorías: Confesiones Autor: pedrocascabel, Fuente: RelatosEróticos

    ... marcha a su dormitorio."
    
    ¡Sí, sí, sí, estoy cachondo!; Montse se da cuenta, se pone a cuatro patas en cuanto se lo pido y follamos frenéticamente echando un polvo rápido, fuerte, sonoro y gratificante. La mujer se ha corrido dos o tres minutos antes que yo y cuando llega mi orgasmo me preocupo por manchar su espalda y su culo con los lechazos que escupe mi polla. Cojonudo.
    
    Es pronto aún y mientras me recupero para intentar seguir follando, sigo preguntando: "¿tu madre no sospecha, no se opone a que tu hermano utilice tu cuerpo, a ti no te desagrada o es que te va la marcha?."
    
    "Eres un ingenuo, corazón; desde hace años se perfectamente que mi madre monta todo el numerito de los azotes no sólo para castigarme y dejarme bien sentado quién manda, sino para darle satisfacción a su hijo, darle contento de vez en cuando (no ha tenido novia jamás y cuando se va de putas no se le levanta) y lograr su total sumisión. En bastantes ocasiones he visto como la puerta de mi cuarto estaba entreabierta mientras Rafael se satisfacía conmigo y poco después he oído a mi madre bajar las escaleras."
    
    "A mediados de julio mi madre siempre marcha a pasar algunas semanas en el pueblo coincidiendo con las fiestas patronales. Mi hermano y yo quedamos solos en la casa y a la hora de la siesta yo tomo el sol en el patio interior totalmente desnuda. Llamo a Rafael para que me de crema protectora, para que me traiga un refresco, para que me extienda el bronceador y tras mantenerle excitado al ...
    ... menos durante una hora, durante la cual no dejo de llamarle maricón impotente, de vez en cuando le dejo desahogarse contra mi culo y, en ocasiones, le hago una buena mamada, que es algo que le vuelve loco de contento. Cuando mi madre regresa de sus vacaciones le cuesta al menos tres meses volver a dominar a su ojito derecho y sólo lo consigue haciéndole chantaje moral con sus enfermedades y castigándome para excitarle."
    
    "¿Que si no me desagrada?: cuando mi hermano se marcha de mi dormitorio en muchas ocasiones estoy cachonda como una yegua en celo; me excito cuando me acaricia al repartir el ungüento por mi cuerpo y al sentir el martilleo de su polla contra la entrada de mi culo y aguardo con ansiedad que extienda su semen por mi espalda. Al quedarme sola saco de la mesilla de noche el cepillo de madera que me regalaron las monjas y me penetro el culo para después acariciarme el clítoris hasta correrme. Nunca he sentido asco ni de mí ni de mi hermano y, aunque nunca te lo haya dado a entender o te lo haya pedido, los azotes me excitan. Hay momentos en los que no me gusta y a duras penas aguanto el dolor, supongo que por ser mi madre quien me castiga, pero me pone cachonda."
    
    "Mi novio Fidel no sabe nada de toda esta historia familiar, salvo que mi madre es muy estricta y me da alguna que otra bofetada, pero desde hace ya algún tiempo, cuando follamos, un par de vibradores y una vara de azotar son parte esencial de nuestra excitación y posterior placer. En el tiempo en el ...
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