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Mi entrañable enfermera
Fecha: 30/07/2022, Categorías: Hetero Autor: Alphy Estevens, Fuente: CuentoRelatos
... deforme que buscaba afanosamente ser domado. Ver el rostro de mi condescendiente enfermera, contemplando con ojos desorbitados mi pollón, produjeron ingentes ríos de lubricante en mi desenfrenado miembro. Como un autómata, lo tomó con sus dos manos y comenzó a masajearlo con frenético ímpetu. -¡Dios mío! –Exclamó-. Qué animal tan grande e imponente. ¡Te debe doler mucho! Soltó con un profundo suspiro de admiración. -No te preocupes, de aquí no sales sin yo curar tu quebranto. Déjame masajearlo -agregó. Mientras apretaba mi pene con sus dos manos y le imprimía un ritmo enloquecedor, me senté sobre la camilla y tome su rojiza cabellera y le acaricié con suavidad. Ella frotaba y masajeaba sin descanso y repetidamente se acercaba a mi miembro con ganas de engullirlo. Lo media de pies a cabeza y su rostro se deformaba como una muñeca de silicona. Sus ojos giraban como un fiel sin derroteros y dejaba escapar sonidos extraños de su boca. Entre mi paroxismo y sus indescifrables murmullos, no lograba entender lo que quería decir. Con mi mano libre, hurgué dentro de su bata blanca y pode acariciar sutilmente uno de sus hermosos senos. Me entretuve unos segundos mientras ella seguía con su ataque a mansalva sobre mi miembro. -Me lo voy a meter en la boca -susurró. Debó cerciorarme que tu mal no sea producto de algo gustativo -Dijo como si quisiera justificar lo que haría. Tal vez quería jugar pero no había terminado de pronunciar aquello cuando la empujé hacía mi ...
... pollón. Abrió su boca y lentamente fue tragando casi todo mi instrumento. ¿Qué estoy haciendo? Martillaba la pregunta en la mente de Tatiana. Los años de abstinencia y los recuerdos en el gimnasio con los múltiples jóvenes que había querido llevar a la cama, desataron en ella un rio de pasiones desenfrenadas. Estaba impresionada con aquella bestia que tenía dentro de su boca. Deseaba tragársela hasta su garganta pero sabía que aquello era imposible. Imaginarse montada en ese descomunal miembro, llenaban su mente de temor pero a su vez un deseo incomparable por domarlo. Sintió la mano del apuesto joven hurgar dentro de su bata. La mano que tocaba sus pezones con cierta impericia, le estaban causando un placer inmenso. Con una mano, desabotonó su bata y la dejó deslizar al piso. No llevaba brasier. Su imponente cuerpo de porcelana china, descubrió ante su paciente, dos imponentes melones rosados y unas piernas finamente labradas. Su prenda interior estaba completamente mojada. Con una mano masajeaba la descomunal polla y con la otra se tocó su hendidura como imaginándose lo que sería la batalla que le esperaba. Al ver el cuerpo semidesnudo de la enfermera, comencé a temblar como un niño sin ropa en pleno invierno. Toqué su cintura y apreté sus nalgas con fuerza. La halé hacía mí, alejándola de mi polla y la besé locamente. Con mis dos brazos la subí a la camilla y la acosté encima de mí. -apriétame duro, por favor -me dijo. Suavemente le retiré el bikini negro que ...