Mi madre y el macarra
Fecha: 06/08/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... objetivo. Se veía que gozaba el estar calentando a la mujer. Aunque mamá parecía ser quien gozaba más. Tenía los ojos cerrados, gimiendo de gusto mientras Francisco se llenaba las manos de teta y le comía el cuello. Me acosté sobre el piso, viendo por el hueco de las escaleras. No podía creer que mi madre le permitiera tal acceso a su cuerpo a aquél joven recién salido de prisión. Pude ver que la expresión de Francisco cambiaba, tornándose más seria conforme calentaba a mi madre.
- Ven aquí guapa. Quiero probarte esa boquita.
Francisco comenzó a morrear a mi madre con pasión, con auténtica lascivia. Ahora ella respondió a sus besos. Se besaban duramente, parecía que él le comía la boca. Los labios de ambos se confundían, solo resaltando el moreno de la piel de Francisco. Incluso me pareció ver como chocaban las lenguas en el camino por explorar la boca del otro. La tomó firmemente, una mano en la curva de las caderas y la otra directamente en el trasero, a mitad de sus nalgas. Así comenzó a empujarla, lenta pero decididamente, en dirección al sillón más grande de la sala, que había hecho su propiedad en estas semanas. Caminaban sincronizadamente, como si fueran una unidad. Después de haberse cansado de intercambiar saliva con ella, Francisco deslizó un tirante de la camiseta de mi madre y comenzó a besarle la suave piel de hombro y cuello.
- Qué bien sabes… mmm… nos la vamos a pasar de puta madre tu y yo. Tienes la piel más suave que he sentido nunca.
Mi madre, ...
... que iba caminando hacia atrás, chocó con el sillón, pero no se cayó debido al agarre que tenía él en sus pantalones. Francisco se separó de ella y, sin dejar de morrearla más que un instante, le sacó la camiseta de tirantes. Los pechos de mi madre se veían redondos y firmes, atrapados en el sujetador, pero uno de ellos estaba desbordándose debido al movimiento y alcanzaba a divisarse el pezón por encima de la copa. Sin darle un momento para pensar, la volvió a envolver con sus potentes brazos mientras le besaba el rostro. Desde mi posición pude observar que movía las manos con ansiedad sobre la espalda de ella, quitándole el sostén en un par de segundos. Se volvieron a separar, esta vez la prenda quedó en las manos de Francisco. Lo aventó a la pequeña mesa para café de la sala y contempló unos instantes a la mujer que tenía frente así.
- Mmm, vaya una hembra. Una hembra muy sabrosa y caliente. No sabes cuantas veces soñé con tener una mujer mientras estaba en el reformatorio.
Se quitó la camiseta, dejando ver su torso joven, moreno y musculado, resultado de horas invertidas en el gimnasio del centro para menores. Entre sus pantalones se podía observar un bulto tremendo que se cargaba hacia el lado derecho. Luego, viendo a mi madre con deseo, se aproximó a ella. Colocó las manazas en los hombros e hizo que se sentara en el sillón. A continuación, se dobló sobre ella y comenzó a comerle los pechos a mi madre, provocándole espasmos.
- Joder, que tetazas. No me importaría ...