Mi madre y el macarra
Fecha: 06/08/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... que mamá nos llamó para comer. Estábamos conversando mientras comíamos cuando ella hizo mención de mi amigo.
- ¿A qué no adivinan a quién vi?
Yo me encogí de hombros mientras masticaba. Mi padre seguía pensando en el trabajo y no respondió.
- Estaba aseando la cochera, cuando pasó Francisco.
- Ah. ¿Ya salió del reformatorio? – preguntó mi padre con cierto tono de disgusto.
- Así es. Tardé en reconocerlo, viene muy cambiado. Pero me saludó amablemente y estuvimos conversando un rato. Me contó que les habían enseñado varios oficios y que estaba a nuestra disposición por si necesitábamos algo. Cariño, es la oportunidad de hacer las reparaciones.
Creo que no lo había mencionado, pero hace unas semanas que mis padres querían hacer algunas reparaciones menores en la casa. Una instalación eléctrica aquí y allá, remodelación de un baño, algo con las cañerías. Esos detalles que parecen pequeños, pero se acumulan con el tiempo. Mi padre decía que estaba muy ocupado con su trabajo como para perder tiempo con esas cosas y yo fingía estar atareado con la universidad para que no me fastidiaran.
- Tal vez – respondió mi padre lentamente – Pero no confío en él. Por algo lo mandaron a prisión.
- Vamos Juan. Si no aprovechamos esta oportunidad nunca las haremos. Y yo si confío en él. Era inseparable de Juanillo cuando niños.
- Cuando niños. – puntualizó él
- Anda, que él nos aprecia. Vamos a darle ese trabajo.
- Bueno, luego lo discutimos.
Mi madre ...
... conseguía todo lo que quería de mi padre con unas miradillas tiernas y ese asunto no fue la excepción. Supongo logró convencerlo en el resto del día, ya que el domingo por la mañana Francisco vino a ver qué era lo que había que hacer. Me impresionó cuando lo vi. De niños siempre había sido más alto que él, ahora había pegado un estirón y me superaba en estatura. Venía muy moreno, con el pelo bastante corto. No era mal parecido, nunca lo había sido, y tenía una mirada penetrante. Vestía una camisa de tirantes, lo que me permitió ver que estaba bastante corpulento, resultado de dos años yendo al gimnasio del reformatorio. Llevaba tatuajes bastante elaborados en el brazo derecho. Admito que me hice un poco de caquita cuando lo saludé y vi que su brazo (y todo su cuerpo) era el doble de grueso que el mío. Aunque era un año mayor que yo, ahora parecía que me llevara varios años, como si el tiempo pasara más rápido en prisión. Su saludo no fue especialmente cálido. Papá también lo recibió con un saludo frío, acorde con la situación y le mostró las reparaciones que quería hacer.
A pesar de la desconfianza de mi padre, llegaron a un acuerdo en el precio (supongo también mi madre influyó). Al llegar de la universidad el lunes, mi madre estaba haciendo la comida y se escuchaban sonidos de golpes en el baño. Me senté mientras mamá terminaba de cocinar. Ella me contó que Francisco se había mostrado bastante asequible con el precio (después de todo no tenía experiencia) y había empezado a ...