1. El regalo: Un antes y un después (Vigésima sexta parte)


    Fecha: 11/08/2022, Categorías: Infidelidad Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... «Cachaquito» loco, me tienes que sacar a bailar porque mi novio apenas si sabe mover los pies para caminar. ¡Jajaja! —Y se lo agradecí con un abrazo y sí, sellando nuestra sincera amistad con un beso leve sobre sus nacarados labios, apartados de las miradas indiscretas, a un costado del parking.
    
    Sobre las diez de la mañana, Silvia me llamó para saber cómo estaba. Pero no me hallaba aún en paz con ella, –peor aún– ni conmigo mismo. Remordían mi conciencia las imágenes del fin de semana con Paola. La intensidad de nuestros besos, el protagonismo de la cabellera rubia ondulante, evitando con sus abundantes hilos dorados, el poder verla succionando y lamiendo la extensión de mi ardiente verga. De vez en cuando pude observar en su frente, las arregladas cejas y la curvatura de sus pestañas; todo mi sexo acogido por el calor de su boca y Paola, muy aplicada en su labor.
    
    Mi entrega hacia aquella rubia que se extendía sobre la amplia cama, dispuesta y brillante la piel por el sudor en el canalillo formado en medio de aquel par de senos con forma de campana. Sonorizada la película por la voz de Nana Mouskouri, como si aplaudiera con ella nuestra apasionada actuación, haciendo las veces de fiel espectadora con «El Concierto de Aranjuez», emitida por el altavoz de mi teléfono móvil, sobre la mesita de noche.
    
    Yo de coprotagonista, resignado a la fuerza de la atracción, tan solo cerraba mis ojos y la imaginaba, no a mi bella amante, sino a mi esposa realizando la misma escena, ...
    ... haciendo gozar con la boca llena, y después desatando su pasión en aquella habitación, con sus pornográficos lamentos y gemidos entrecortados, tan abierta de piernas y gozada, finiquitando el asedio de su adorado jefecito.
    
    Guardé la desolación que me afligía donde mejor pude en mi interior y saqué de algún imaginario baúl, mi refundida integridad y le hablé con la mayor de las normalidades, diciéndole que me encontraba bien y preguntándole por su mañana. — « ¡Contenta y tranquila! » –, me respondió. Aclarándome que la felicidad era por haber encarado nuevamente a su jefe con decisión y tranquila porque había hablado con su asistente y que aquel corazón italiano, no se había quedado roto sino esperanzado en un pronto reencuentro.
    
    Después del almuerzo me correspondió marcar a su móvil. ¡Cómo siempre y cómo antes! — « ¡Estaba fumando! » –. Me respondió, y que tan solo la acompañaba su compañera Amanda, preocupada por la otra que no aún no regresaba a la oficina. Silvia se encargaría esa tarde de recoger a mis hijos y yo entretanto, haría la compra en el supermercado para los próximos días, no mucho, pues debía medirme en los gastos, sin embargo estaba yo antojado de pancakes, bañados en miel y chocolate derretido.
    
    El jueves acompañé hasta la parada a mis dos pequeños terremotos y luego otra jornada de cacería en el concesionario. Todo tan normal, a pesar de que entre Silvia y yo, aún existía una pared de concreto que nos distanciaba. ¡Mi culpa y su posible venganza! Ella ...
«12...567...18»