Cena de aniversario
Fecha: 12/08/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: ElenaRmz, Fuente: CuentoRelatos
... -La tensión de estabilizar su voz mientras me follaba lentamente fue evidente en el rostro de Lázaro mientras respondía.
L: Sí, Raúl. Solo estoy tratando sentirme mejor.
Sonreí tímidamente ante su respuesta, a lo que Lázaro frunció los labios en otro gesto de silencio.
R: No te quemaste, ¿verdad? Mierda, ese viejo imbécil seguía gritándome mientras yo corría de regreso a la cocina. Él tiene a Eric y Pedro lidiando con él ahora. La mujer desapareció ha de estar en baño, escondiéndose, es ardiente la vieja ¡le daría un poco de consuelo en su boquita remilgada!
Arrugué la nariz con disgusto por la representación gráfica de mi persona, Lázaro respondió con un profundo empuje de sus caderas que me dejó apretando la mandíbula en silencio. Sin darse cuenta de los eventos en el cubículo, Raúl bajó la cremallera de su bragueta en el urinario y reanudó su monólogo sobre el sonido de su propia orina.
R: Que tetas hermano, se ve que es bien cerda. ¡Sabes de lo que estoy hablando!
Levanté las cejas inquisitivamente a Lázaro, quien sonrió con satisfacción mientras bombeaba mi raja goteante.
R: ¿De dónde sacan unos imbéciles ricos como esas viejas tan calientes? ¡hombre, que tetas! ¡Quiero envolverlas alrededor de mi polla! Quiero decir, verla arrodillada frente a mi ¡Sé ve que es bien golosa, la puta! ¡Apuesto a que podrías follarte por el culo, correrte en su cara y luego te da las gracias!
Con el chorro de orina de Raúl y sus vociferaciones silenciándose, sus ...
... pasos resonando hacia el lavabo, Lázaro sacó su polla de mi húmedo hueco y presionó la punta lubricada contra mi esfínter. Negué con la cabeza alarmada. Él insistió y empujó la punta firmemente contra mi apretado ano por segunda vez, y, de nuevo, negué con la cabeza
Y: No.
Sin desanimarse, Lázaro forzó su polla contra mi esfínter con una presión fuerte y decidida. Tomando un respiro profundo resignado, asentí con la cabeza y traté de relajarme.
L: Sí hombre, apuesto a que tienes razón. -respondió a Raúl con un aire de distraída y satisfecha contemplación.
Una vez que la gruesa cabeza de su polla había ganado su lucha para allanar su camino más allá de mí de la resistencia agónica de mi recto, el resto de su bastón destrozó mi apretado capullo rosa. Mi visión se oscureció y una oleada de vertiginosas náuseas me invadió. El moreno y duro cilindro se arrastró a través de mi ano, angustiada tragué bocanadas de aire en silencio como un pez varado cuando el borde inelástico de mi agujero se rompió. Dejé escapar una tos gutural involuntaria cuando su erección llenó mi trasero, un ruido que Lázaro cubrió aclarándose la garganta en voz alta.
R: De todos modos, hombre- concluyó desde el otro extremo del baño mientras terminaba de lavarse las manos-te dejaré terminar. Nos vemos cuando regreses. -Hizo una pausa por un momento antes de continuar con su pensamiento-. Espero que te encuentres con esa viejota antes de que se vaya con el pendejo de su marido. Creo que te debe una ...