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El profesor de natación
Fecha: 25/08/2022, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... ni cómo llegué a la oficina ni que hice en todo el día. Pero recuerdo haber llegado a casa y no haber encontrado a Natalia. Estuve nervioso paseando de un lado a otro de las casa sin hacer nada hasta que llegó con la bolsa del gimnasio. Sin casi decirme hola empezó a hablar sin parar. Me explicó que había salido tarde del trabajo y que pensaba que no le daría tiempo de pasar por la piscina, lo cual le había hecho mucha rabia porque ese día tenía clase particular y no quería perder el dinero. Así que había llamado a su profesor y por suerte había podido retrasar la hora de la clase. Lamentablemente no había podido hacer toda la hora de clase porque cuando apenas llevaba diez minutos había sentido un fuerte tirón en el muslo derecho. Su profesor había tenido que tirarse al agua a sacarla porque ella no hubiera sido capaz de llegar sola al borde de la piscina. Después le había estado haciendo un masaje para calmar el dolor y se levantó la falda para enseñarme una venda de compresión que llevaba en el muslo. No se si fue imaginación mía pero me pareció que estaba ruborizada y que rehuía mi mirada. Me dijo que estaba muy cansada, que se iba a dar una ducha y después a la cama. Que si quería cenar había quedado algo de comida del mediodía y que buscase en la nevera. Y sin casi poder yo decir ni media palabra desapareció por el pasillo hacia el baño. Esa noche apenas pude cenar y estuve mirando la tele hasta muy tarde. Hacia las dos de la mañana llegué a la conclusión de que ...
... estaba evitando ir a la cama con Natalia. Me aterraba el que hubiera una posibilidad de volver a oírla masturbarse, o peor, que quisiera hacer el amor y yo volviese a fallar estrepitosamente. Hacia las tres daba vueltas a la idea de que Natalia se merecía algo mejor que lo que yo le podía proporcionar. Una hora más tarde pensaba que de hecho era normal que ella se diese placer teniendo en cuenta lo abandonada que la tenía, y que no sería nada raro que hubiese buscado a alguien para el sexo que no tenía en casa. A las cuatro y cuarto me estaba imaginando a Toni follando a Natalia salvajemente sobre un banco del vestidor, ella con el bañador nuevo enrollado en la cintura y la pelvis hacia arriba y él introduciendo su polla a un ritmo frenético en su coño. Los gemidos de placer de Natalia reverberaban en las paredes del vestidor mientras yo me corría a borbotones sobre el suelo de la sala de estar. Mientras limpiaba el suelo que me sorprendí de lo caliente que me había puesto fantasear con Natalia y Toni haciendo sexo y lo intensa que había sido mi corrida. Había puesto el suelo perdido y en vez de tener el típico sentimiento de culpa fruto, al parecer, de mi educación en un colegio de curas, aún estaba excitado y mi polla continuaba en guardia. Fue durante esa noche en vela que mi imaginación concibió un segundo plan. Un plan que no tenía como objetivo solucionar mis problemas, sino únicamente satisfacer mi libido. Mientras volvía a masturbarme las piezas fueron encajando unas ...