El profesor de natación
Fecha: 25/08/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... con las otras...
A la mañana siguiente me fui como cada día antes de que Natalia se despertase. Llamé al trabajo desde el aparcamiento del club para decir que estaba enfermo y entré en el gimnasio cargado con la mochila y lleno de energía a pesar de no haber dormido nada. Una vez en los vestidores aproveché que el utillero no estaba para echar un vistazo a las salas de recuperación y masaje. Cumplían perfectamente las expectativas. Después me cambié de ropa y me dirigí al gimnasio para hacer tiempo mientras esperaba que apareciese Toni. Llegó una media hora más tarde. Al pasar a mi lado me reconoció y me saludó con la cabeza. Esperé unos minutos antes de acercarme a la máquina de tríceps donde Toni tiraba de la polea cargada con una burrada de kilos.
“Quería agradecerte que el otro día te preocupaste por mi”. No era una gran entrada pero suficiente para romper el hielo. “No fue nada” dijo y me preguntó si me encontraba mejor. Dije que sí, que lo del otro día había sido una pájara. Pero que de todas formas pensaba que yo no estaba hecho para el gimnasio. “Se necesita mucha dedicación para tener un cuerpo como el tuyo”, dije sin poder evitar sonrojarme un poco. Me miró medio sonriendo. Hubo unos segundos de silencio mientras yo intentaba coger fuerzas. “Tengo una propuesta para ti”, dije casi sin pensar. “Mira, lo siento mucho, pero te equivocas: no me van los tíos”. Rápidamente negué con la cabeza, ligeramente abochornado. “No, no, déjame explicarme, no tiene nada que ...
... ver con eso.” Y así puse mi plan en marcha.
Le expliqué que no le había dicho toda la verdad. Sí que era abogado, especializado en divorcios, pero no había ido al gimnasio a ponerme en forma, sino por trabajo. Mi cliente era un hombre rico que se había enamorado de una mujer que no era su esposa. Me había contratado para que llevara el divorcio lo más tranquilo posible y, a poder ser, que no le costara un ojo de la cara. Le dije que a menudo las personas tienden a tomarse el divorcio de manera demasiado emotiva, gritos, lloros, ganas de venganza,… cosas así. Mi trabajo era que todo el proceso fuera lo más tranquilo posible y que todos quedaran contentos, especialmente mi cliente, claro está. Toni me escuchaba mientras continuaba musculando su brazo. Le dije que llevaba unas semanas investigando la vida de la futura exmujer de mi cliente y que después de analizar la situación tenía un plan para solucionar el caso. “Y tú eres la pieza principal de mi plan”. En ese momento Toni dejó de tirar de la polea y me miró fijamente y con el ceño fruncido. “Mi idea”, le dije, “es fotografiarla en una situación comprometida, una situación que permita a mi cliente negociar un divorcio favorable y sin sobresaltos.”. Toni continuaba mirándome cada vez más interesado. “Resulta que tú estás en una posición inmejorable para proporcionarme esas fotografías. Estoy dispuesto a ofrecerte 600€ por tu colaboración.” Aquí los ojos de Toni se abrieron de par en par. El primer cebo estaba echado. Ví ...