Cuckold (2): La mujer de un amigo
Fecha: 03/09/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos
... dilatado tanto, que su dedo entraba con demasiada facilidad.
Me arrodille, y metí mi dedo, junto con el de Pedro. Ambos los enterramos al unísono. Vanesa gimió.
—Sientan ese olor a conchita —dijo Quique, interrumpiendo las insistentes lamidas en el clítoris mientras le enterraba dos dedos en el sexo.
Yo arrimé mi nariz y pude sentir el inconfundible olor de los fluidos femeninos.
Vanesa no podía evitar que su cuerpo reaccione a tantos estímulos. Cada vez que nuestros dedos entraban hasta el fondo, largaba un grito y su cuerpo se sacudía. Ya había perdido la postura que debía mantener, pero a nadie le molestó.
—Muchachos, sólo faltan tres minutos. —Advirtió Pedro, al darse cuenta de que el tiempo llegaba a su fin. Si Vanesa se avivaba, nos iba a dejar con la leche adentro.
Formamos nuevamente un triángulo alrededor de ella. Empezamos a masturbarnos con frenesí. La piel de Vanesa, en sus nalgas, sus muslos y sus tetas, estaba roja y llena de saliva. Se cruzó de brazos y agachó la cabeza, esperando que nosotros acabemos.
De todas direcciones saltaron los chorros de semen que fueron a impactarse en sus caderas, nalgas y ombligo. El líquido viscoso se deslizaba por sus carnes.
Agarró su pollera y se limpió con ella. Luego se inclinó para agarrar el comodín que había quedado en el piso, y nos los mostró.
—Terminemos con esto —dijo, mirándome— Elijo consecuencia. Y el juego se termina.
Ya habiendo acabado, observando a Vanesa, no sentía la menor ...
... excitación. Pero estaba seguro de que en cuestión de minutos podía estar al palo de nuevo. Además, se me había ocurrido una buena idea.
—Te tenés que bañar con nosotros —dije.
—Qué buena idea Basualdito —comentó Pedro—. Nos sacamos la calentura otra vez y volvemos limpitos a casa.
Vanesa no dijo nada. Caminó hasta el baño. Nosotros nos desnudamos por completo y la seguimos. Abrió el agua de la ducha. Pedro fue el primero en meterse. Se puso detrás de ella. Quique se colocó adelante, y agarró el jabón. Yo me hice lugar a un costadito. Mi sexo blando quedó pegado a las caderas de Vanesa.
Apenas entrábamos todos en la bañera. Un movimiento en falso, y esa escena hot podía convertirse en algo tragicómico.
—Pasame el jaboncito Quique —dijo Pedro—. Le voy a enjabonar la cola.
Quique se lo entregó. Pedro empezó a frotar el jabón entre medio de sus nalgas, como si quisiera cogerla con él. Sin que nadie se lo pida, Vanesa agarró mi sexo y el de Quique, y empezó a pajear.
—Enjabonales la pija bebé —Le dijo Pedro, entregándole el jabón ahora a ella. Y mientras él hurgaba en su culo, ahora con inusitada facilidad, Vanesa frotó el jabón entre sus manos, y una vez que se llenaron de espuma, volvió a masajear las pijas. Ahora su mano se movía con impresionante soltura mientras nos pajeaba. Ambas vergas empezaban a empinarse otra vez.
—¿Querés lavarte el pelo? —le pregunté. Ella sonrió con ironía, así que no hice nada.
Nos lavamos con agua y jabón, uno a la vez, para ...