Cuckold (2): La mujer de un amigo
Fecha: 03/09/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos
... y nosotros a los laterales de la mesa—. Corré la bandeja de la picada allá, así podemos tirar las cartas en el medio. —Le pidió a Pedro. Este, mirándonos alternativamente a mí y a Quique, con desconcierto, lo hizo—. Vamos a jugar a verdad o consecuencia ¿Saben jugarlo?
—Sí —dije yo, para ponerle un poco de onda a la situación. Me parecía un juego tonto para jugarlo entre adultos. Incluso Vanesa que tiene veintisiete años, está muy grande ya para esas tonterías, pero preferí seguirle la corriente.
—Bueno, la cosa es muy simple. Vamos a repartir las cartas uno por turno. Tiramos las cartas a los otros tres, una a la vez. Y al que le toque un comodín, pierde. Entonces tiene que elegir entre verdad o consecuencia. El que repartió las cartas es el que elige la prenda o la pregunta a hacer. —Nos miró y soltó una carcajada—. No sean aburridos. Si son originales a la hora de preguntar o imponer prendas, les aseguro que va a ser muy divertido. Confíen en mí.
—Dale, yo me prendo. —dijo Quique, más entusiasmado de lo que debería estar. Pedro y yo nos limitamos a asentir con la cabeza.
—Muy bien, empiezo yo tirando las cartas.
Vanesa repartió una carta a cada uno, mostrando la figura que aparecía en ellas. Como no aparecía el comodín, repetía la ronda. Yo me sentía un tonto. Miré el reloj que colgaba en la pared, preguntándome a qué hora llegaría Martín. Pasaron cuatro o cinco rondas hasta que por fin apareció el comodín. Me había tocado a mí.
—¿Verdad o consecuencia? ...
... —dijo Vanesa.
—Verdad— dije, temeroso de que me obligue a hacer una tontería si elegía consecuencia.
—Muy bien —dijo Vanesa, juntó sus manos, como si estuviese a punto de rezar, y sonrió juguetonamente— ¿Cuántas veces engañaste a tu mujer?
—¡Uuuuhhh! —dijeron al unísono Pedro y Quique, como si estuvieran arengando a un abusador a que golpeé más fuerte a su víctima. Ahora a ninguno de los dos les parecía aburrido el juego, más bien todo lo contrario. A mí, si bien la pregunta me pareció sorpresiva y algo desubicada, no me molestó, ni tampoco me costó responderla.
—Cero —contesté, con total seguridad.
—Wouw, parece que no estás mintiendo. —dijo Vanesa, clavándome la mirada.
—Claro que no —dije.
—¡Vamos Basualdito todavía! —gritó Pedro. Vanesa y yo nos sostuvimos la mirada varios segundos, sin decir nada.
—Bueno, te toca a vos —dijo después, entregándole el mazo de cartas a Quique—. Recuerden que depende de nosotros que este juego sea divertido.
Quique repartió las cartas. El comodín le tocó a Pedro.
—Consecuencia —dijo este, con una sonrisa infantil en su rostro avejentado.
Quique le llenó el vaso con cerveza.
—Te tenés que tomar todo de un solo trago.
Pedro así lo hizo. Todos reímos cuando un chorro de cerveza se escapó de su boca y mojó su camisa.
Pero la parte más interesante —y más tensa— del juego, era cuando le tocaba tirar las cartas a Vanesa, o más aún, cuando a ella le tocaba el comodín.
Después de varias rondas, y de vaciar ...