1. El cuadernillo rojo de Elena


    Fecha: 04/10/2022, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... enseguida me lo cogió.
    
    —Alberto, ya vuelvo para casa. Mañana por la mañana cojo el coche y nos vemos en la nuestra.
    
    —Genial, yo ya estoy en nuestro pisito.
    
    —¿Qué tal ha ido? ¿Te la has follado?
    
    —Sí.
    
    —Ah. ¿Y qué tal ha ido? –me salió seco y un poco borde. No pude evitarlo.
    
    —Bien. ¿Y tu?
    
    —También. Ha sido un buen polvo –yo seguía algo apática.
    
    —¿Te pasa algo? –me preguntó.
    
    Que si me pasa algo, dice… Claro que me pasa. Te has follado a otra y no puedo quejarme porque yo hago lo mismo. Soy una egoísta, lo sé.
    
    —No es nada, simplemente me preocupa un poco que me cambies por ella. Es verdad que tenemos mucha confianza y podemos hablar de todo y habíamos dicho de probar con otras personas, y yo he disfrutado un montón, pero tengo mis inseguridades, Alberto.
    
    —Elena, tengo que decirte algo. El polvo con Cynthia ha estado bien, pero me aburría. Mi cabeza no estaba pensando en ella. No quiero volver a quedar con ella. Lo que de verdad me excitaba era pensar que te estabas follando a otro, no me lo quitaba de la cabeza.
    
    Joder, no sé qué responder.
    
    —¿De verdad? ¿O lo dices por quedar bien conmigo?
    
    —No, Elena. Te lo prometo. ¿Te acuerdas cuando jugamos a veces a roles, y tu eres la dominante y yo el sumiso? Pues me he dado cuenta de que me pone de manera desenfrenada que tu mandes y hagas lo que quieras con quien quieras y yo no, yo solo estar a tu disposición, como un sumiso…
    
    No se me da del todo bien hacer de ...
    ... ama, pero admito que tiene su punto de placer psicológico, y si además puedo follarme a quien quiera, creo que aprendería rápido a hacer este papel.
    
    —¿Te pone el juego del cornudo consentido, amor? –pregunté con curiosidad.
    
    —Supongo que te parecerá un poco raro o ridículo…
    
    —¡Para nada, Alberto! Hemos hecho muchas cosas en la cama, tenemos confianza. Y además, tener un novio cornudito es un chollo, se mire por donde se mire –sonaba egoísta, pero soy sincera.
    
    —Pues yo no voy a hacer nada con otras, pero si a ti te apetece echar unas canas al aire con alguno, mientras me lo cuentes…
    
    —Claro, será divertido. Pero ya lo hablamos mejor en casa.
    
    Aquella noche dormí perfectamente.
    
    A la mañana siguiente me levanté para desayunar. No sabía qué hacer con Martín, estaba bueno y el sexo era fenomenal pero no sabía si lo volvería a ver. Pero entonces mi madre me dio una buena coartada.
    
    —¿Por qué no te traes a Alberto de una vez, ya? Somos tus padres y aún no lo conocemos en persona. Que se venga el fin de semana que viene y hacemos una comida los cuatro –insistió.
    
    Genial, ya tenía excusa para volver a Santander. Sólo tenía que convencer a Alberto que me dejara, aunque fuera un par de horitas, follarme a Martín. No estaba segura de que pudiese porque, francamente, queda un poco feo eso de salir con tu novio y dejarlo un momento para follarte a otro. Pero me daba bastante morbo. Estaba decida. Vería si mi novio estaba de acuerdo. 
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