El arquitecto
Fecha: 07/10/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Tita, Fuente: CuentoRelatos
... lancé al rostro. Riéndose se puso de pie y me tomó un par de fotos más antes de venir hacia mí.
Me abrazó y se puso a mamarme el pecho haciendo que mis pezones se arrugaran ‘como ciruelas pasa’. Restregó su rostro en ellos y fue bajando la cara, beso mi vientre y lamió la cicatriz que me dejó la cesárea de mi primer hijo. Volvió a restregar su rostro, ahora en mi mata, luego me volteó hacia atrás para besarme y lamerme la espalda, una vez más me acarició con el rostro, esta vez en mis nalgas y luego me las abrió para meter su lengua en mi ano, ¡sentí que se me doblaban las piernas, fue riquísimo! Por último, me cargó y colocó bocarriba, abrió mis piernas y lamió mi vulva, sorbió mis labios interiores y mi clítoris ¡qué bueno que yo estaba ahora acostada y no podía caer pues los orgasmos vinieron uno tras otro! “¡Yo también quiero!”, grité estirando mi mano hacia su falo No sé cuántos minutos abrevó los jugos que yo soltaba, pero ¡me sentía en la Gloria! Ya no podía más y le pedí que me penetrara. Se colocó sobre mí y, después que con mi mano moví su glande en los pliegues de mi vagina para mezclar su presemen con la viscosa humedad de mi pepa, lo dirigí al interior ¡todo me cupo de un delicioso y raudo golpe! Se movió como nadie lo había hecho antes sobre de mí y mis jadeos se convirtieron en gritos al que se unió uno de él cuando vació su amor que seguramente inundó mi útero. Descansamos un poco y nos metimos bajo las cobijas donde, entre besos y caricias quedamos ...
... dormidos.
Casi a la media noche, me despertó con besos e hizo a un lado la cobija “para que la luna se entere de nuestro amor”, me dijo y señaló hacia la ventana. Puso unos cojines sobre la alfombra justo donde iluminaba el astro con su luz y nos fuimos a sentar ¡viendo juntos una luna que antes no habíamos visto tan bella! Me volvió a besar y me acomodó en cuatro de tal manera que la luz de la luna me daba en pleno rostro y me montó de perrito, poniendo su cara junto a la mía y una mano en cada teta. Me besó el cuello al ritmo que su pene y sus manos me mecían, yo subí mi grupa para que entrara toda la largura de su amor y pronto, junto a mis orgasmos vino el suyo. Ya repuesto, me cargó a la cama y me obligó a un 69 donde tomó la mezcla de nuestras satisfacciones y yo logré extraerle unas gotas más de amor…
Al amanecer, entre trinos de pájaros, volví a mamarle el glande y recorrer su tronco y bolas con mi lengua, de tal manera que al despertar ya estaba listo para darme unos buenos días. Nos bañamos y enjabonamos uno al otro, nos secamos para ponernos el traje de baño y nadar un rato en la alberca. Desayunamos y salimos a pasear mezclándonos con los demás turistas. Después de comer regresamos llenos de felicidad por haber consumado nuestro deseo. Cuando me dejó, a una cuadra de mi casa, me quité la sortija y la pulsera, las eché a la maleta y caminé aún borracha del amor que abrevé de ese hombre. Hubo otras pocas veces más, pero ninguna tan bella como la Luna de miel a la luz ...