El palacete del Mekong
Fecha: 13/10/2022,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... Madame me ha indicado que durante el día y medio que pasaré en la casa del banquero en ningún momento debo llevar ropa interior. Los tres hombres contemplaron todo lo que la transparencia de mis pantis dejaba ver. Todo. En la delgadez y longitud infinita de mis piernas culmina el coñito, ya depilado, con la costura de los pantis graciosamente situada sobre la rajita. Luego me doy la vuelta, lentamente, provocando la impaciencia en ellos. Inclino el torso y remango de nuevo la falda ofreciendo la visión de mis nalgas.
El señor Chong hace los honores.
“Mar. No sabes cómo te agradecemos que hayas aceptado pasar este fin de semana con nosotros. No te muevas por favor” Se acerca. Su mano se apoya sobre mi espalda me obliga a permanecer inclinada.
“El placer es mío señor Chong” respondo con voz cargada por la incomodidad de la postura. Chong baja los pantis lentamente, con delicadeza, lo suficiente como para que sus invitados puedan ver mi trasero íntegramente. Luego abre la nalga con la otra mano y siento el aire besar mi ano y el interior de mi rajita abierta. Vuelvo a subir los pantis y me deja incorporarme. Yo dejo caer la falda y miro ladeando la cara a los gemelos que sin duda han quedado impresionados, a juzgar por el crecimiento de su entrepierna.
Pato escabechado, arroz con verduras, buey con setas y brotes de bambú, vino y un sinfín de postres. Mi vestido es un modelo del diseñador Carlos Lozano, en rojo teja. Los criados despejan la mesa redonda de mantel ...
... blanco. Una mesa inmensa, de unos dos metros de diámetro, en la que hemos cenado los cuatro.
“No nos molesten” ordena el banquero. Todos los empleados desaparecen como por arte de magia. El cenador en el que esta la mesa se ilumina con tres faroles eléctricos cuando los últimos claros del ocaso se pierden en la noche azul oscuro del Mekong. A salvo de los mosquitos por una red invisible, el cenador resulta íntimo y acogedor, y el bochorno de la tarde va difuminándose, aunque aún hace calor.
“Dile cuántos años tienes Mar”
Miro a los gemelos, sin duda aún impresionados por la visión de mis pantis. “Diecinueve”
“Pareces mayor” dice uno de los gemelos. Sin duda está al tanto de las indicaciones del Chong Duy a Madame, ya sabe que no llevaba ropa interior. Se levanta y viene hasta situarse detrás de mi silla, luego descuelga los tirantes del vestido y baja el escote hasta situarlo por debajo de mis senos, desnudos.
La institutriz habla con mis padres por teléfono. “Su hija es la primera de su clase” Eso les he dicho a tus padres y me sonríe. Yo sé que no soy la primera, pero Madame infla mis notas. Soy la más profesional de las putitas que han caído en sus manos.
Mamá era discreta en el vestir, como temiendo que las partes de su cuerpo se pudiesen contemplar generosas. Yo estoy delgada pero mis pechos han crecido en los últimos meses. Estoy desnuda en el cenador del palacio de Chong Duy y los dos vietnamitas cuarentones que parecen gemelos colocan dos sillas a ambos ...