1. El palacete del Mekong


    Fecha: 13/10/2022, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... hacerle sentir el mejor comedor de coños del mundo.
    
    A partir de ese momento, del momento en el que me despojan del vestido y de los tacones y de las medias y me tumban sobre la mesa, se desata la tempestad. Las vergas me golpean la cara, se introducen en mi boca, una primero otra después. El señor Chong, por supuesto es el que hace los primeros honores. Me toma de las caderas y me arrastra sobre el mantel hasta colocar medio culo fuera de la mesa. Suspende mis piernas de sus antebrazos y me penetra. Alterna sus miradas entre mis ojos y el espectáculo que tiene entre mis piernas. Cierro los ojos y gimo, ignorando la polla del gemelo que se ha subido a la mesa, de rodillas y hace el amor con mi boca. Al otro, de pie junto a la mesa, le masturbo con la mano. Vuelvo a gemir para Chong, especialmente para él, gimo con cada envestida de sus caderas, muevo las mías ondulando, serpenteando con su leño dentro de mí.
    
    En mi último verano en España mi hermano había crecido. No físicamente, por dentro. Ya no necesitaba la manita de su hermana para masturbarle. Pero entre nosotros ha quedado grabado aquel momento y nuestra relación ya no será la misma de antes. Me ha preguntado si follo aquí en Vietnam y le he dicho que si.
    
    “Más que tú hermanito” Mi mano ha viajado a su entrepierna.
    
    “¿Y tú?” Le he preguntado tras sentir un repullo en su paquete, con mi mano aferrando la caricia.
    
    Él ha mirado hacia abajo y luego me ha sonreído. “Inés. La conoces”
    
    “¿Te estás follando a ...
    ... Inés?” pregunto sorprendida. Esa chica es el alma más fría y calculadora de mi antiguo instituto. Todas sabíamos que Inés acabaría casada con alguien importante y... ahora se la está follando mi hermanito.
    
    El señor Chong me baja de la mesa y me pone de pie con mi coño contra el borde de la mesa y mi culo hacia él. Sé exactamente lo que quiere. Me ensalivo un dedo y lo meto en mi ano, luego me tumbo con las tetas sobre la mesa y las piernas abiertas. Él también mete su dedo, más gordo, en mi ano y después siento en mi cuerpo delgado la irrupción trasera que me revienta y me llena. Me gusta que me den por culo.
    
    Uno de los gemelos se sienta en el borde de la mesa, junto a mí. Me doy cuenta de que se ha desnudado por completo. Presa de la excitación de tener la verga dentro del culo lamo la del gemelo con un ansia y una maestría que le hacen venirse en mi boca a los pocos segundos y al verlo el mismo Chong se vacía también con un alarido.
    
    Pienso que seguro que lo han escuchado los sirvientes chinos. Los dos se ponen sus pantalones tras limpiarse con las servilletas del carrito de las bebidas. Luego se sientan a contemplar cómo me hace suya el otro gemelo. Este quiere coño y lo tiene. Va despacio y todos volvemos a disfrutar de paz, mi amante, yo y los dos espectadores. Lento, sobre el suelo de madera, a los pies de las dos mecedoras de nuestro público.
    
    Miró a Chong cuando el orgasmo del gemelo le hace desplomarse sobre mis tetas. Sé que mi cliente está satisfecho. 
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