1. Todo puede ocurrir si bajas las escaleras sin bragas


    Fecha: 15/10/2022, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Lara, Fuente: CuentoRelatos

    ... por mí? –Me preguntaba sonriendo desde la puerta, yo sabía a lo que se refería, ese día me había puesto un tanga blanco muy bonito, pero muy rebelde porque tiene la mala costumbre de meterse entre mis labios, ya os podéis imaginar lo que realmente vio.
    
    -No, no ha sido por ti, pero… Mañana fíjate bien porque si será por ti. – le contesté de forma muy sensual y lasciva mordiéndome los labios y sacándole un poco la lengua, a la vez que abría y cerraba mis piernas despacio fuera de la seguridad de la mesa para que se fijara en mi tanga una vez más.
    
    Ese día llevaba una falda gris muy corta y ajustada con una camisa blanca muy fina y al bajar por las escaleras me detuve a la mitad justo cuando más visión podía tener él, minutos antes en el baño me había quitado las bragas, Ángel no paraba de mirar, se había parado como yo en medio de las escaleras cada uno en su tramo, yo de bajada y él de subida se deleitaba con mi figura y mi vulva recién depilada la noche anterior.
    
    Una semana más tarde teníamos un pequeño cocktail en la que la empresa, en la que Ángel agradecía a todos su trabajo y dedicación una fiesta de agradecimiento que solía hacer, a la cual no paraba de decirme que es lo que iba a llevar y si pensaba ir con alguien y yo riéndome le decía que no sabía. Se celebró en los jardines de un restaurante muy lujoso no muy lejos de allí, un sitio precioso. Serían las siete de la tarde cuando entré con un vestido corto negro con reflejos brillantes sin mangas y con un ...
    ... escote generoso en v, mismo escote por detrás y dejando media espalda desnuda, mi pelo recogido con un moño, zapatos de tacón y un pequeño bolso como acompañante, no suelo ir muy maquillada, pero esa tarde me había esmerado en estar muy guapa para él.
    
    Nada más entrar, Ángel vino en mi encuentro y empezamos hablar de todo, como si lleváramos media vida sin vernos y como si no supiera nada de mí que por otra parte era así, la gente nos miraba, más bien me miraban a mí y cuchicheaban, era algo evidente a lo que Ángel no era ajeno, pero a lo que no le daba mucha importancia, de vez en cuando Ángel se tenía que ir para saludar a clientes a los que también había invitado y yo me quedaba sola con mi copa de cava en la mano, quizás alguna compañera de esas a las que en un momento les pareció bonita aquella relación, pero ya pocas porque muchas no se querían acercar a mí.
    
    La tarde llegaba a su ocaso y la noche se asomaba por los cielos de Madrid cuando noté por primera vez como Ángel me cogía de la cintura delante de todos sin importarle lo que dijeran y me preguntó si estaba a gusto y si me lo había pasado bien, yo asentía y reía nerviosa, la verdad que me lo había pasado como nunca, nada más escuchar esto me apretó con sus dedos la cintura como para hacer que le siguiera.
    
    -Ven Lara vayámonos ya de aquí, deja a todo el mundo hablando y chismorreando cuando nos vean salir juntos, que no te importe. –Y así cogiéndome de la cintura subimos los tres peldaños que separaban el jardín ...
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