Amigo
Fecha: 19/10/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... dejó tocarlo. Yo tampoco lo intenté y él siempre me pareció un tanto pudoroso al respecto. Hacer el amor con él no tenía nada “pornográfico”, ni mamadas, ni enculadas ni nada por el estilo, simplemente cariño. De su pene tan solo veía su enorme tamaño cuando se metía en la cama y después notaba como me separaba en dos cuando me penetraba por fin. Mi húmeda vagina se dilataba al máximo para aceptar el deseado huésped. Su miembro entraba dentro de mí infinitamente hasta que notaba la punta de su glande contra el cuello de mi útero. Nunca supe qué cantidad de Stephen tenía dentro de mí y cuánto se quedaba fuera sin poder entrar, pero sospecho que nunca tuve mucho más de la mitad de su miembro en mi interior y a pesar de eso jamás había vuelto a sentirme tan “llena”. Evidentemente, todo esto nunca fuí capaz de explicárselo a Pedro.
Cuando Stephen me dijo que estaba planeando hacer un viaje a Barcelona fue una gran alegría. Hacía 3 o 4 años que no nos veíamos y habían pasado muchas cosas. Pedro y yo llevábamos ya 5 años juntos y acabábamos de comprarnos un piso, yo había cambiado de trabajo y estaba muy ilusionada con mis nuevos proyectos. Pedro había sido ascendido y ahora tenía nuevas responsabilidades. Por su parte Stephen se había casado con una inglesa y ya tenía dos hijos. Teníamos muchas cosas que explicarnos. Mi marido y yo coincidimos en que lo normal es que se hospedase en nuestro piso. Teníamos un sofá-cama muy cómodo y nos sentaría bien tener un huésped en ...
... casa.
En el primer momento no caímos en que su visita iba a coincidir con el aniversario de la muerte de nuestro hijo, pero después nos dimos cuenta que lo que teníamos que hacer olvidarnos de las malas experiencias. Siempre nos acordaríamos de Pau, pero de celebrar algo, sería el nacimiento de nuestro nuevo hijo, un hijo que llevábamos buscando prácticamente un año.
Cuando Stephen llegó todo fue perfecto. Desde el primer momento me sentí como si no hubieran pasado los últimos 5 años. No parábamos de hablar y discutir igual que hacíamos cuando estábamos en Londres con nuestros amigos. Pedro nunca se sintió apartado, ni siquiera cuando Stephen y yo recordábamos los viejos tiempos. El día que hacía un año de la muerte de Pau era el penúltimo de Stephen en Barcelona. Decidimos preparar una cena de despedida en casa. Preparamos algo para picar, una ensalada variada, redondo con patatas, una tarta de manzana y compramos un buen vino para acompañar.
Pedro y yo teníamos muy presente la fecha que era y a pesar que no era nuestra intención, durante la cena hubo un momento muy emotivo en el que recordamos lo duro que había sido el último año. Stephen sacó su faceta más mística y nos habló de que significaba la muerte para él. Todo de una forma muy cuidada, intentando no causarnos dolor, sino quitarnos peso de encima. Nos habló de su madre y sus hermanos, que él también había perdido hacía poco tiempo. De cómo había vivenciado sus muertes. Nos dijo que creía que la muerte de un hijo no ...