Amigo
Fecha: 19/10/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... torso desnudo de mis pechos. A pesar del dolor de la situación en ese momento lo que más deseaba era quitarme la camiseta y aplastar mis pechos desnudos contra él. Que me los acariciase y besase como antaño.
Intenté controlar mis sensaciones, estaba en mi casa, con mi marido durmiendo al otro lado de la pared! Pero cuando el recuerdo de su pene en mi interior me golpeó, noté como mi vagina se deshacía, abracé con más fuerza a Stephen y apreté los muslos. No sé qué estaba pensando él. Mi reacción podía parecer fuera de lugar y extraña, pero originalmente venía del recuerdo del dolor por la muerte de mi hijo, por lo que no sé cómo se atrevió a dar el siguiente paso. Ante la intensidad de mi abrazo se incorporó un poco más, bajando los pies del sofá y apoyando la espalda en el respaldo, y extendió su brazo izquierdo a mi alrededor. Su mano se posó entonces suave pero firme en mi glúteo derecho a la vez que me elevaba de manera que quedé prácticamente sentada en su regazo.
La intensidad del abrazo, el contacto con su pecho, sus manos sobre mi carne. De alguna manera los dos sabíamos hacia dónde nos dirigíamos pero al mismo tiempo ninguno de los dos se atrevía a dar más pasos. Nuestras respectivas situaciones habían cambiado mucho respecto como eran cinco años atrás. Ya no éramos tan libres para hacer lo que quisiéramos como entonces. Los dos teníamos relaciones estables y mucho que perder en un lío como éste. Pero el destino es traidor y un leve movimiento cambió todo. ...
... Tras un minuto abrazados intensamente ninguno de los dos nos movíamos lo más mínimo pero entonces mi pierna intentó cambiar de posición de manera independiente de mi cerebro. Fue un movimiento minúsculo y totalmente inconsciente. Apenas se desplazó un par de milímetros pero esa breve distancia lo desencadenó todo. Mi muslo entró en contacto con su miembro. Stephen debía estar haciendo esfuerzos para evitar también la situación. Su pene estaba tan cerca de mi piel. Pero ese movimiento, ese nuevo contacto, disparó el resorte de su virilidad. Inmediatamente empecé a notar como su pene crecía bajo la fina tela del pijama. Como una serpiente serpenteando por mi muslo. Medraba sin parar, durante un eterno minuto los dos estuvimos congelados notando como su pene ganaba centímetros sobre mi muslo, hasta que ya no pude aguantar más.
Solté mi brazo izquierdo del abrazo y dirigí mi mano a su entrepierna. Sin pensarmelo, empezando a enloquecer por la quemazón de mi propia entrepierna, agarré con fuerza el miembro a través de la tela y la aplaste contra mi pierna. No estoy segura de si en ese momento me corrí o no, pero la sensación fue muy cercana. Jamás había cogido el miembro de Stephen con mis manos. Ni de lejos podía abarcar toda su circunferencia con mi mano. Bajo la piel de mi palma, entre mis dedos, latía un monstruo enorme y duro, a la vez que notaba su longitud a lo largo de la extensión de mi muslo.
No sé cómo pasó todo a continuación. Todo fue muy rápido. Yo me las arreglé ...