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Para eso está la familia
Fecha: 29/10/2022, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... despertado una de las veces y no estar Sonia a mi lado pero no puedo estar seguro. Por la mañana me desperté notando el Sol en mi cara y una humedad cálida en mi entrepierna. Abrí los ojos y vi a Sonia desnuda junto a mi, con la cabeza apoyada en mi muslo y la boca rodeando mi polla. En seguida me puse a tono y Sonia sonrió diciéndome que parecía que ya me encontraba completamente recuperado. Después se puso a horcajadas sobre mi y descendió hasta que mi polla, guiada por su mano, penetró en su vagina. La noté hirviendo y extremadamente húmeda. Mi pene penetró completamente en su sexo sin resistencia alguna y Sonia empezó a cabalgarme con frenesí. Estaba confundido y sorprendido por la situación pero lo visión de sus pechos rebotando y su sexo mojado y receptivo eran demasiado excitante y no tardé en correrme. Fue un orgasmo reprimido, donde salieron todas las emociones y toda la rabia de los últimos días. Mientras apretaba los labios para evitar que toda la casa se enterase noté como se exprimían mis pelotas, como el semen quemaba el interior de mi pene, como me vaciaba completamente en su sexo. Después me volví a quedar dormido, completamente extasiado. Al bajar para desayunar me encontré la desagradable sorpresa de ver a Alberto tras la cocina comiendo un trozo de pan con tocino. Mi madre me informó que se había quedado a dormir ya que el día anterior habían acabado muy tarde de trabajar. Me senté en el extremo opuesto de la mesa y mi madre me puso delante un café con ...
... leche. - Creo que los dos hemos tenido una noche agotadora… - me dijo Alberto. Le miré sin entender qué quería decir o quizá sin querer entenderlo. Alberto reía sin dejar de mirarme y yo me bebí el café con leche de un trago abrasándome el esófago y salí afuera. Un par de días más tarde volvimos a casa. Sonia se comportaba de manera completamente normal y yo no lograba entenderlo pero no me atrevía a reconocer que había sido espectador pasivo de aquellos dos episodios. Unas semanas más tarde empezó a tener nauseas y vómitos y me confirmó que se le había retrasado la regla. Rápidamente hicimos un test de embarazo y dió positivo. Por fin, después de tantos meses, se había quedado embarazada. Sonia estaba inmensamente feliz y yo me dejaba contagiar de su alegría pero en privado no podía alejar la punzante sospecha sobre la paternidad del niño que Sonia llevaba en su interior. Concluímos que el mágico momento de la concepción había sido ese polvo mañanero después de dos noches de fiebre pero era imposible obviar que la matriz de Sonia había recibido el día anterior aportaciones de semen seguramente mucho más abundantes por parte de Alberto y su padre. Nueve meses más tarde nació Juan y se parecía muchísimo a mi. Es algo que se dice de todos los recién nacidos pero en el caso de Juan había unanimidad. Incluso una amiga nuestra genetista me confirmó que el lóbulo de la oreja unido era un rasgo heredado del padre y Juan tenía el lóbulo como el mío. Y cosas de la memoria, en ese ...