1. Melisa, Marisa, Ruben....¿fingimos?


    Fecha: 30/10/2022, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... se cómo lo hace pero he llegado a correrme con ella.
    
    O se para o terminará pronto. Marisa se corre como una posesa si le hacen algo así.
    
    Pues lo hará. Mi marido sabe cuándo y cómo le viene el orgasmo a la mujer con la que folla.
    
    Ella le insultara…como mínimo un hijo de puta.
    
    Él se carcajeará, se levantará. La besará con pasión y sabor a flujos. A mí me lo hace casi cada vez. Lo detesto.
    
    Marisa se sentirá ofendida, descenderá del escritorio, lo empujará hasta que caiga sobre la cama.
    
    El aún se reirá más.
    
    Eso la cabreará de lo lindo. Menuda está hecha. Lo montará a horcajadas, le estampará una sonora bofetada.
    
    “Puta” le dirá.
    
    Y le arreará la segunda del revés, más dolorosa aun si cabe. Antes de que tu marido reaccione, tendrá su polla en la mano, lubricándose a sí misma la entrada del coño.
    
    ¿Sin condones?
    
    Marisa se hizo la ligadura.
    
    Rubén detesta los condones.
    
    Marisa detesta los condones.
    
    Se llevan bien sin duda.
    
    Y más se llevarán cuando, de una tacada, se empale voluntariamente.
    
    Rubén estirará el cuello, doblará las rodillas, hincara los talones en el colchón para impulsarse aún más hacia ella.
    
    Y ella gritará, clavando sus uñas en los pectorales de tu marido.
    
    Y él las suyas en sus glúteos.
    
    Se darán fuerte.
    
    Muy fuerte.
    
    El uno al otro.
    
    Escucharan la carne golpeando.
    
    El bamboleo de sus tetas.
    
    El de sus testículos.
    
    Los gritos.
    
    Marisa grita desaforadamente cuando le viene una gorda.
    
    El parece una ...
    ... bestia arremetiendo. Bufa, aprieta las mueles, crece la mandíbula, endurece el estómago, tensa el cuello.
    
    Entonces dirá algo muy muy sacrilegio tipo “Caguen Dios Rubén me corro”
    
    El no avisará. Nunca lo hace. Cuando Marisa quiera darse cuenta, sentirá un borbotón inmenso de semen bien adentro. Un espasmo generoso, exagerado que lo inunda todo. Los demás son menores en cantidad pero no en fogosidad.
    
    Marisa clavara sus muslos para presionar más, rozara su cadera todo lo que pueda, cerrara muy fuerte los parpados, respirara entrecortadamente a una velocidad pasmosa.
    
    Rubén caerá derrengado, hundido pero no agotado.
    
    Marisa lo hará sobre su pecho dispuesta a una copa de vino y otra batalla.
    
    Los dos estarán dispuestos.
    
    Hace mucho que se tenían ganas.
    
    Les merecerá la pena.
    
    Si, les merecerá la pena.
    
    ¿Y a nosotros?
    
    Nos merecería la pena?
    
    Toño esto…esto no está bien.
    
    Nuestras manos entrelazadas, se acariciaban sin rubor sobre la mesa.
    
    Por suerte la zona no era frecuentada por nuestros conocidos, el local estaba completamente vacío y solo una antiestética cabeza disecada de ciervo daba fe de aquel desliz.
    
    Lo se Melisa – respondí acariciando su moflete. Un gesto que ella recibió, lejos de echarse atrás, inclinando tiernamente el cuello para apresar mi mano entre su rostro y el hombro.
    
    Por instinto, ambos nos fuimos lentamente aproximando hasta depositar un tímido y fugaz beso, retirándonos casi de inmediato, de regreso, nuevamente a nuestro ...
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