Melisa, Marisa, Ruben....¿fingimos?
Fecha: 30/10/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... avergonzaba.
Íbamos allí, arrastrados por nuestras enceladas parejas, incapaces ellas de retener las ganas de quedarse a solas para devorarse mientras nosotros, como auténticos gilipollas, soportábamos la cornamenta consentida, por el puro amor que nos arrastraba.
¡Toño chaval! ¡Cuánto tiempo sin hacer una escapada!. ¡No hay trabajo! ¡No hay hijos! Mira que vino me he agenciado.
Sintiéndome Melisa masculina, sobrepasado por la arrolladora autoridad de Rubén, no deseaba mucho adentrarme en nuestros colegueos de infancia.
No está mal – respondí, tratando de ocultar mis nulos conocimientos enológicos - ¿Saco vasos?
¡Venga vamos! ¡Cuatro vasos!
¡Cuatro, cuatro! ¡Y luego otros cuatro! – animaba Marisa.
Primer brindis de muchos posteriores.
Primero que, con cada sorbo, facilitaba comprender y aliviar la realidad de que, de veras, ese fin de semana, no habría obligaciones, ni pagos, ni horarios inflexibles, ni consejos escolares ni, sobre todos, vecinos, moral o juicios.
Tras un breve descanso tumbados en las hamacas del ajardinado, salimos a disfrutar del callejeo, de la piedra y cuesta, de la labranza de un lugar que llevaba siglos, parado en un tiempo de cruz, espada y Dios eterno.
Rubén y Marisa caminaban cogidos de la cintura, adelantados unos treinta metros.
Melisa y yo lo hacíamos con medio metro de distancia entre nosotros, absorbidos por un silencio que pretendía, inútilmente, separarnos kilómetros.
Porque como los imanes, daba igual la ...
... pretensión, la realidad física termina por arrastrarnos.
¿Estas incómoda conmigo Melisa?
Más bien conmigo – reconoció poniendo la vista en un escudo heráldico de traza pura datado a mediados del siglo XVIII - ¿Acaso tu no lo estás? ¿Acaso tu pensaste al casarte que acabaría arrastrado a una situación semejante?
No fue idea mía lo de este fin de semana – contesté – El pacto era jugar. No más. Jugar sin hacer daño. ¿Te hacen daño estos dos tórtolos?
No fue idea tuya eso ya lo sé – pareció no querer dar respuesta – Rubén andaba como loco con venir aquí y yo hace mucho que desisto de negarle algo. No sé qué pretenden. No sé dónde quieren arrastrarnos. Y las incógnitas no me gustan. Me dan miedo.
Déjalos solos. Ellos llevan su juego. Que sean felices tratando de revivir testosteronas del pasado.
¿Lo habrán notado?
No. Están completamente en celo.
No deja de resultarme curioso.
¿El qué?
El que no me importa nada verles el deseo impreso en los ojos. Lo que me dolería de veras, es que ellos descubrieran lo que está impreso en los nuestros.
Dulce y melancólico, dejé de lado el muro de silencio para estirar la mano, acariciando su meñique con la timidez de un ignorante quinceañero.
Incumpliendo mutuamente la promesa, Melisa hizo lo propio, devolviendo el gesto, agrandándolo para entrelazar todos los dedos, desviándonos de la mirada de nuestras propias parejas, quienes ya se besaban entre las centenarias ruinas de la fortaleza.
Volvimos a la casa ...