La espiral del deseo, prólogo
Fecha: 31/10/2022,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... Víctor, váyase, se acabó.
En ese momento me inundó la rabia. Es cierto que no había seguido sus órdenes, pero ¿Desnudarme? Si hubiera leído mi correo sabría que eso, en esas circunstancias era imposible.
- Pues me voy. Está claro que no es tan buena psicóloga como aparenta. Ya es bastante humillante venir aquí y exponerle mis... (Señale la pantalla) fetiches, como para encima desnudarme ante usted. Adiós.
- Espera
- ¡¿Que!?
- ¿Por qué te da reparo desnudarte ante mi? Es la última pregunta. Luego si quieres puedes irte.
- ¿Por que, enserio? Ya lo sabes.
- No, no lo sé. Si fuéramos, ejem, a "follar", pues el hecho de que no tengas una erección dificultaría las cosas. Pero solo te he pedido que te desnudes.
- Aunque no "follemos", sigue siendo incómodo estar así frente a una mujer.
- Entiendo... Bueno, me disculpo por ello. Me lo tendrías que haber dicho, pero aún asi, perdón. Y para demostrárselo, elija, ¿arriba o abajo?
No entendía nada. ¿Arriba o abajo que?
- Abajo (dije al azar)
Y acto seguido Sofía se sentó en el sofá, se quitó el calzado, luego los pantalones... Y después la ropa interior. Yo estaba atónito, pero ni punto de comparación a cuando se giró hacia mí y se abrió de piernas. Os juro que jamás había visto un coño igual, y a día de hoy sigo sin verlo, carnoso, rosado, parecía el de una jovencita. Maldije por un momento no haber elegido arriba, pero esa vista también era maravillosa.
- Bueno bueno bueno, parece que te gusta ...
... lo que ves. Tomaré eso como que aceptas mis disculpas. Pero solo es para mirar, y de paso, para que no te sientas incómodo cuando te desnudes.
- Entonces...
- Si, te toca. Lo siento pero necesito que lo hagas. No hago esto por cualquiera.
Cómo podría negarme. Me desnudé lo más rápido que pude. Ella se bajó del sofá, y se puso de rodillas frente a mí. Agarró mi pene, el cual medio reaccionó al contacto, y, diciendo "un segundin, ahora vengo" se fue por una puerta que había en una esquina del despacho.
A los pocos segundos se abrió la puerta del despacho. Era Miriam, cargando con una pila de cajas que acabó depositando en el escritorio de Sofía. Yo no sabía dónde meterme, y dudo mucho que hubiera podido hacer nada. Cuando se giró, se quedó petrificada mirando el televisor. Fue entonces cuando me percaté de que la película seguía en marcha. Me giré para mirar el televisor esperándome lo peor, y, efectivamente, seguía la escena del facesitting de la mujer obesa. Para colmo yo estaba desnudo, os podéis imaginar que cosas estaría imaginándose. Rápidamente me giré para intentar dar algún tipo de explicación, pero ella se me adelantó.
- Bueno... Pues yo ya me voy... Sigue con lo tuyo. Ah, y no te olvides de usar los pañuelos.
Y se fue a toda prisa por la puerta. ¿En qué me estaba metiendo? No pude seguir dándole vueltas, pues Sofía volvió sonriendo de oreja a oreja.
- Ya está. Te importaría tumbarte en el sofá?
- De acuerdo (y me tumbé).
- Perfecto! Ahora ...