El de la verdura
Fecha: 07/11/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: cuerva, Fuente: CuentoRelatos
... si eso es exagerar un poco, y amén de que la venían a buscar, muchos jóvenes guapos, no podría decir que eran de unos mil, tampoco era tan linda, aunque debo reconocer que más alta, tenía un mejor cuerpo que yo, claro más joven, pero que yo no me quedaba atrás, tenía lo mío, mis caderas aun firmes y mi busto además generoso, aunque si, descuidada por mi marido, vamos, creo que el pobre estaba cansado, y su tarea dentro de casa más bien simplemente se resumía a cumplir y nada más.
La cosa que bueno, en las largas ausencias de mi marido, Martita, algunas veces no siempre, cruzaba a casa para poder charlar o hacerme encargos porque ella saldría.
-¡hum! ¡Martita! ¡Martita! (terrible putita, pensaba para mi adentro)
- ¿A quién le toca hoy?
Ella solo se limitaba a sonreír, y a decir, ¡Debo de probar de todo!
No quería digamos dejar a su madre sola del todo. Así que bueno algo siempre me pedía, yo la verdad, no lo hacía en este punto por la misma Martita, sino más bien por su madre, vecina de años.
Es así que entre charlar y charlas, pedidos, favores, un buen día Martita me pidió algo que me dejaría helada la sangre, o caliente. Puntualmente fue, que le permitiera ver a un hombre en nuestra casa, claro que me aclaro, que solo quería recibirlo y conversar por unos minutos y luego lo despacharía, para analizar la situación que claro de público conocimiento Martita sostenía con distintos pretendientes de toda naturaleza, (aclaro, no se mal interprete hasta ese ...
... momento, Martita solo flirteaba con uno y otro, siendo soltera, me parece bien que lo hiciera).
Mi respuesta fue que lo pensaría, que no sabría que decirle, puesto que no se si Rubén (48 años, mi marido) vería con buenos ojos el asunto, más si llegara y encontrase la escena, como que creo que los sacaría a patada.
Pasaron los días, y bueno ella de vez en cuando siempre se encargaba de fogonera la situación un poco presionándome, otro tanto diciéndome el “favorazo” que le haría.
A lo que debo decirles, accedí, no sé porque, si fue el día, o que fue, pero accedí.
Digamos que un poco de curiosidad, me sentía como pandora, ante la caja, a punto de abrirla y dejar salir todo aquello malo, pero nada más que la caja era yo, y todo lo malo saldría de mi misma. Cosa que no sabía que existían o estuvieran ahí, tan reprimidas.
Creo que uno siempre es probado y muestra de lo que está hecho en momentos como esos.
La cosa que bueno ese día, cuando mi marido salió temprano, Martita cruzo corriendo la calle, golpeo mi puerta, estaba en bata, me sorprendió, apenas Rubén se había retirado. Y ella estaba ahí parada a mi puerta. Le pregunte que ocurría si todo estaba bien, a lo que me dijo que si, que todo estaba bien, pero en vista del día quería ayudarme a acondicionar un poco el lugar para bueno eso que tanto había insistido su cita, en ese lugar, a lo que bueno encogiéndome de hombros le dije que bueno, que empezáramos por limpiar un poco y pasar el plumero. Estuvimos media hora ...