La fantasía de mi marido: sábado en Madrid.
Fecha: 30/11/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Todo listo para uno de los cada vez menos habituales fines de semana en Madrid, sin hijos, solo para mi marido y para mi, disfrutar de la pareja y como no, del sexo.
Hotel céntrico para no tener que desplazarnos mucho, cena romántica en una terraza cubierta en el ático de un hotel, una pequeña maleta en el coche y cerca de una hora de camino.
- Cuando veas lo que me voy a poner esta noche, te va a sorprender.
- Me encantan las sorpresas – dijo mi marido
- Si lo llevo hoy en el polígono de aquel día, triunfo.- dije entre risas
- Ya te lo diré.- terminó
Dejamos la ropa en la habitación, comprobamos la terraza, maravillosa, con Jacuzzi enorme en el exterior protegido por una especie de invernadero para utilizarlo todo el año. Ya lo conocemos de otras veces.
Cogimos un poco de champagne de la nevera y brindamos por la noche que nos esperaba.
Mi marido se puso un chino azul marino y camisa blanca de botones, que me encanta como le queda y más ahora con esos pectorales post veraniegos.
Yo para la sorpresa me vestí en el baño.
Salí con mis vaqueros azules rotos en el muslo, ajustados, y camisa negra de gasa, muy transparente, dejando ver el bodi rojo de encaje bajo su delicada tela. Y para cubrirme en el camino, una motera negra y botines negros a juego con un poquito de tacón.
- Estás preciosa – me dijo mientras me besaba
- Gracias, tu estas muy sexy. Contesté mientras acariciaba su pecho desabotonando el superior.
Salimos al restaurante, ...
... donde nos bebimos una botella de vino tranquilamente, charlando, sin prisa, brindando.
En el café, ya hablábamos de cosas más calientes. Recordando viejos polvos, hablando de algún momento morboso de los últimos meses, la verdad que estábamos disfrutando la velada, ya con una copa de Gin-tonic en la mano.
Acabando la copa, me levanté y me acerqué al baño mientras mi marido apuraba su copa y me invitaba a la cena. Allí, me quité la camisa, guardándola en el bolso, por lo que saldría únicamente con el bodi de lencería, rojo, de encaje de flores y los vaqueros. Me miraba al espejo y casi me sonrojo. Las transparencias del encaje, me parecían aún más que en la privacidad de casa. Mis pezones y las areolas se veían oscuras perfectamente bajo la sutil flor de encaje. Mi espalda se notaba desnuda, pero respiré hondo, me puse la motera, me retoqué un poco el maquillaje y salí en busca de mi marido. Cuando me vio aparecer, al principio no se fijó demasiado en el cambio, pero enseguida se le abrieron los ojos, dejándome claro que se había dado cuenta, sabía que era un bodi muy sexy que utilizo como ropa interior cuando jugamos en casa, pero aquí, lo iba a lucir en sitios públicos. No dijo nada en contra de verme así.
- ¿Nos vamos? Le pregunté
- Vamos, dijo aun un poco sorprendido.
Se puso en pie y nos fuimos ante la mirada atenta del camarero de la puerta.
Nos fuimos a la zona de copas que habitualmente frecuentamos en nuestras escapadas a Madrid, zona turística y mucho ...