Cosas del azar
Fecha: 09/12/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... vosotros seguíais con las aventuras, para meterme en la cocina de nuevo a preparar el postre que nos habías traído.
Ibas y venías recogiendo platos, mientras nosotros veíamos viejas fotos sentados en la mesa charlando, cuando mi mente ideó alejar los cubiertos que había usado para que al cogerlos tuvieras prácticamente que tumbarte encima de la mesa para alcanzarlos y así poder echar un buen vistazo a esas tetas que Pablo me había descrito en tantas ocasiones, incluso me llegó a enviar alguna foto de ellas. Y así fue, recogiste los cubiertos, los de Pablo primero, después los tuyos y como tu marido y yo seguíamos hablando por no interrumpir, tal y como yo tenía previsto, estiraste tu cuerpo para alcanzar los míos y pude ver tus grandiosas tetas aprisionadas en ese escote del vestido y cómo tus pezones estaban muy duros a simple vista.
No te conté, pero cuando volviste a la cocina, Pablo empezó a recordarme la vez que quedamos con dos hermanas que eran vírgenes en una casa abandonada e hicimos de todo con ellas aprovechando que las teníamos loquitas incluso cómo después nos las intercambiamos, como dos buenos amigos. Entre ese tema que sacó Pablo y los juegos contigo yo no tenía ganas de postre, sino de comerte a ti.
Aprovechando que Pablo seguía ensimismado con las fotos y viendo que ya solo quedaban las copas por recoger sobre la mesa, llené la mía con agua le di un pequeño sorbo y con media copa aun llena recogí las otras dos y me dispuse a llevarlas a la cocina. ...
... Abrí la puerta y te admiré de nuevo. Estabas enjuagando los platos... Me coloqué justo detrás de ti, como hiciera en la anterior escapada a tu cocina, levanté las copas por encima de tus hombros y de una manera “aparentemente” muy torpe, derramé el contenido de la copa sobre tu escote, empapando tus tetas, justo en la parte que estaba a la vista recorriendo tu canalillo. En ese momento te pedí disculpas, aunque en mi expresión se notaba una sonrisa muy picara, la cual no te pasó desapercibida, cuando te giraste hacia mí, para decirme:
- David, ¿de verdad lo sientes?
- Claro Silvia, con lo preciosa que vas, ¿cómo iba a querer ensuciarte? - dije.
- Esa sonrisilla no dice lo mismo, además esto no es vino. - comentaste sonriente.
- ¡Que observadora!… en realidad, lo siento porque no sea otra……. ¿recuerdas cuando has recogido mis cubiertos?
- Si, ¿por qué?
- Estaban alejados ¿verdad? - te pregunté de forma burlona.
- Si, casi me tuve que acostar sobre la mesa
- Pues fue cosa mía... quería ver esas tetas que encierras debajo de ese escote y que tu marido me ha descrito varias veces. ¡Incluso me enseño en alguna fotografía!
Me quedé a cuadros cuando me soltaste eso. Aparte de haberme empapado las tetas con el agua, ya me las habías visto en fotos según decías, aunque estaba alucinada por eso. Desde luego no sabía cómo Pablo tenía tanta confianza contigo para enseñarte ese tipo de fotos mías. Entonces te pregunté directamente:
- ¿Qué tipo de fotos has ...