Silvia
Fecha: 12/12/2022,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... noche.
-M. Pues espera a mañana, verás cómo nos vamos a poner. Olvida la lista de la compra que hemos hecho, ¿sabes lo que me apetece?
-S. Dime.
-M. Camarones, un par de kilos de camarones, gallegos, y mucho cava, cava rosado.
-G. Oh, Mami qué hambre, por favor no hables de comida.
-M. Perdona. Yo sí que me lo paso bien contigo cariño.
-G. Mamá, ¿te ha gustado correrte conmigo aquí a tu lado?
-M. Me ha encantado, y te juro que no tengo ningún tipo de remordimiento. ¿Y tú?
-G. Yo tampoco, con lo del caballo ya tengo suficiente trauma.
Nos reímos y yo me alarme al ver que el reloj de mi mesita marcaba las tres.
-M. ¿A qué hora vamos a levantarnos mañana?
-G. Voy a darme la vuelta y me abrazas a ver si conseguimos dormirnos.
La abracé y apoyé mis tetas sobre su espalda con solo la fina tela de mi camisón en medio, ella seguía desnuda.
-S. Mami, antes, en la cocina, me porté muy mal contigo.
-M. ¿Por qué lo dices?
-S. Te mentí, te mentí y si no me disculpo no voy a dormir bien. Si que me excitó verte contoneándote cocina arriba y abajo. Lo siento, pero me faltó valor para reconocerlo, pero me pasaría horas viendo cómo te paseas. Me gustaría tener la mitad de personalidad que tú tienes.
-M. No tienes por qué disculparte. Yo también me porté mal contigo. En el fondo quería que te quitases los leotardos y ver esas preciosas piernas que tienes... Mejor dicho, ves como no tengo tanta personalidad, quería verte algo más que las ...
... piernas, tú ya me entiendes. Y no me preguntes por qué por favor. Vamos a dormir.
-G. Mamá, está mañana me parecería una locura, pero en este momento creo que me gustaría ayudarte.
-M. ¿De qué hablas?
-S. De tu trauma por no haber podido acostarte con una chica.
-M. Yo tampoco lo llamaría trauma. Simplemente me hubiese gustado probar.
Los derroteros que tomaba nuestra conversación me dieron vértigo. Tapé con mi mano la boca de Silvia sin darme cuenta de que la tenía recién sacada de mi vagina.
-M. Te parece que durmamos y mañana, tranquilamente, y sin tanto alcohol ya hablaremos.
-G. ¿Te incómodo? ¿No quieres aceptar mi ayuda? ¿No quieres decirme que no directamente y me das largas?
-M. Te juro que no. Pero no son cosas que se puedan tomar a la ligera. No me hace sentir incómoda ni me da miedo, pero ya hablaremos.
Mentía, pero que iba a hacer, no quería que mi hija se metiese en algo tan serio estando, sino borracha, si con alguna copa de más. Ella se durmió, pero yo tardé horas pensando en que momento mi hija había empezado a atraerme, temía tener que enfrentarme al ofrecimiento que me había hecho, pero también lo deseaba. Sus palabras ofreciéndome su ayuda para iniciarme en mi asignatura pendiente del lesbianismo sonaba en mi cerebro como música celestial.
Sábado.
Me despertó un pequeño mordisco en la oreja
-S. Dormilona millonaria.
-M. Uff, ¿qué hora es?
-S. Las doce y media, me muero de hambre.
-M. ¿Desayunamos en el centro ...